Hacer lo correcto

Recordando su historia puedo extraer enseñanzas de vida que aún 2000 años después siguen siendo de gran vigencia para prestarles atención. Visualice la situación. Trate de personalizarla. Colóquese en las sandalias de José, aun si usted calza del 9, porque creo que José es 8 ½. Faltaba poco para que José tomara como esposa a María y recién se acababa de enterar de lo que en ese momento representaba para él una terrible noticia: ella estaba embarazada. Y encima de todo, María le sale con la historia de un extraterrestre al que llamó “ángel” que se le aparece para decirle que dicho embarazo es por obra y gracia del Espíritu Santo. Mientras con una mano sostenía un vaso con leche caliente que le hiciera tragar todas esas emociones y dudas, con la otra mano se frotaba la quijada mientras evaluaba sus opciones: “Si la delato, la apedrean por adúltera; nadie le va a creer la historia del ángel… Si la acepto, la noticia se va a correr igualmente y van a levantar un monumento al más tonto del pueblo, eso sí con un par de cuernos bien puestos hasta arriba… Y si huyo me considerarían un canalla. ¡Bonitas opciones tengo! –pensó– tome la que tome, en todas salgo perdiendo”. Y, en el mar de sus dudas y sumergido en sus preocupaciones, dio el último sorbo al vaso de leche y se fue a dormir, no tanto porque tuviera sueño sino porque deseaba consumir el tiempo y al despertar comprobar que toda esa situación fuese producto de su imaginación.

¿Se logra identificar con José? ¿Le ha costado conciliar el sueño pensando en las preocupaciones que amenazan su vida? ¿Se ha reducido su tiempo de descanso gracias a los problemas que existen en su vida? ¿Cuáles son sus opciones en una dificultad? Renunciar a seguir adelante se convierte en una de las primeras que atraviesa por nuestra cabeza. Romper con un ciclo de honestidad puede ser una forma fácil de salir del problema. Mentir o no hacer lo correcto también puede parecer una opción. Luego aparece, inevitablemente y muchas veces no gratamente, pero aparece: la opción de hacer lo correcto. La opción de no desmayar, de seguir adelante, mantener firme el compromiso y la veracidad con lo que hacemos.

Y, al igual que José, no se nos pide mucho. Solo se trata de hacer lo correcto. Poco se nos avisa del futuro de hacer lo correcto. Escasas son las instrucciones detalladas que recibiremos. Pero cuando José escuchó el llanto del bebé en el pesebre y pudo calmarlo al arrullarlo en brazos, sintió igualmente darse cuenta de que vale la pena hacer lo correcto.