Fuga de familias

Estas semanas salió a luz el drama de los niños migrantes. Redes sociales y medios de comunicación están llenos de historias que muestran el sufrimiento de miles de familias al buscar alguna posibilidad de mejor vida en los Estados Unidos. Guatemala, El Salvador y Honduras se caracterizan por sacar a su mejor gente. El drama de los niños no puede describirse. Los centros de resguardo están saturados y día a día llegan más, la situación marcó una nueva realidad en el debate legislativo gringo y los republicanos anticiparon que, por lo menos este año, ese tema no se toca. Ayer informaban los medios, se encontró el cuerpo de un niño guatemalteco en suelo estadounidense, muerto en su odisea.

Es sano enterarnos de la realidad de los migrantes, las condiciones para salir del país persisten y la pobreza y la violencia son los aspectos que obligan a la decisión. Mientras eso ocurre en el triángulo norte, más del 60% de nicaragüenses si deciden emigrar lo hacen a Costa Rica, y por supuesto, la emigración tica es escasa, y cuando ocurre es legal.

La migración, el dolor y el drama son efectos. ¿Qué hacemos para crear políticas de desarrollo y así combatir las causas? En los últimos años ha caído la cobertura de la escuela primaria, un instituto de secundaria en lo rural es un lujo, las universidades de garaje proliferan y conceden títulos sin pudor, las condiciones de salud son precarias, el trabajo es escaso e informal, los conflictos se resuelven por medio de violencia, las adolescentes son las madres y el abuso contra la niña y la mujer es peste, los procesos de formalización de la propiedad de la tierra son precarios, el narco amenaza, la conflictividad social es crónica, el transporte público es un riesgo, la corrupción en la esfera pública es escandalosa; entonces, de plano, existen condiciones para que cada vez más personas decidan irse, y como es lógico, se van primero los padres y después recogerán a sus hijos. Existen coyotes porque los papás y mamás quieren a sus hijos con ellos. ¿Es esto del otro mundo entenderlo? La trata de personas es, después del narco, el delito más rentable. Entonces ¿qué esperamos?

El punto es que no entramos ni a discutir, mucho menos a aplicar, políticas públicas de combate a esas condiciones que hacen, día a día, que este país sea invivible. Si vemos las noticias, los líos de abogados y los casos de corrupción, ocupan la mayoría de titulares desde hace mucho tiempo. El Congreso, lugar donde debería existir discusión sobre las necesidades nacionales, es un tramitador de influencias y absurdas normas se disfrazan con el sugestivo nombre de “ley”.

El esquema político es complejo y caduco, los gobiernos pasan y ni hay propuestas. Este tema con el tiempo será olvidado y el drama seguirá peor. Hagamos el esfuerzo de visibilizar el tema y marcar un nuevo rumbo para la creación de políticas de desarrollo. Esto no se consigue por arte de magia, y es allí donde el debate público y la presión social debe darse, cada persona que sale del país, porque no encuentra horizonte, es una oportunidad menos para todos y evidencia nuestro egoísmo y soberbia. Acá hay mucho por hacer porque muchos se enriquecen con el dolor ajeno y la plata compra, al parecer, todo.

Publicado el 02 de julio de 2014 en www.prensalibre.com por Alejandro Balsells Conde
http://www.prensalibre.com/opinion/Fuga-familias_0_1167483264.html

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