EL DRAMA DE LOS MENORES migrantes no es fenómeno nuevo. Desde hace décadas la miseria y la violencia han arrojado a los niños a buscar una mejor vida en el extranjero, algunos en campos agrícolas en México y otros haciendo una larga travesía hasta EE. UU. Es una tragedia que las nuevas generaciones huyan porque nuestro país no les da el mínimo sustento y tampoco les garantiza la vida. Sin embargo, esta nueva explosión migratoria pareciera estar azuzada por bandas de traficantes de personas. Se sabe que los coyotes les dicen a migrantes que viven en EE. UU. que sus hijos no tendrán problemas para reunirse con ellos porque las autoridades judiciales son benévolas. Por esa razón, los menores en cuanto llegan a territorio norteamericano se entregan a las autoridades. Los traficantes ganan entre US$6 mil y US$12 mil, y en muchos casos dejan abandonadas a sus pequeñas víctimas, a merced de criminales o en el desierto.
ESTE ÉXODO MIGRATORIO ha tenido consecuencias devastadoras: les ha dado argumentos a los republicanos para rechazar toda posibilidad de aprobar la reforma migratoria, con el pretexto de que solo abriría la puerta a un mayor flujo de indocumentados. El presidente Obama no solo ha reconocido el fracaso de esa reforma, sino que busca la manera de deshacerse de la bomba de tiempo que significan los menores centroamericanos, que ya se han convertido en un factor de política interna. Por de pronto ha pedido poderes especiales para echar de inmediato a los niños sin que pasen por el proceso judicial correspondiente.
LAS GESTIONES QUE el presidente Pérez Molina haga en el plano internacional para aminorar el impacto de la deportación son positivas, pero más lo serán las acciones que tome para recibir a los niños expulsados. Estamos a las puertas de una emergencia de grandes proporciones y urge una coordinación interinstitucional para crear albergues y medidas de diverso tipo para cuando lleguen los deportados. Los migrantes representan para el país el ingreso de remesas por más de US$5 mil millones al año y ya es tiempo de que el Gobierno impulse políticas socioeconómicas a largo plazo para devolverles en parte ese aporte que hacen a la economía nacional. Y ese respaldo pasa por dar todo el apoyo a los niños y adolescentes que retornarán en breve de su truncada aventura.
Publicado el 02 de julio de 2014 en www.prensalibre.com por Haroldo Shetemul http://www.prensalibre.com/opinion/Suenos-truncados_0_1167483263.html
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