El TSE idóneo

Una integración balanceada.

No hay gran debate, pero quienes conocen el Tribunal Supremo Electoral (TSE) coinciden que está a un punto de la extenuación. No ha contenido la campaña anticipada que desde 2013 desataron a todo galope varios partidos, ni la ilegal campaña oficial financiada abiertamente con el presupuesto del Gobierno Central. Y si le gana la inercia, el próximo año estaría en serios aprietos de garantizar unas elecciones fiables. Además, con esa tendencia cada día más acentuada de los políticos de descalificarse mutuamente induciendo la persecución judicial, el régimen político no tardará en ser dominado por fuerzas centrífugas, desbaratando lo que encuentre cerca.

 Por eso, la renovación del TSE cobra una importancia crítica. No se trata de cualquier cambio. Se requiere una integración del Tribunal con magistrados de capacidades complementarias, que recuperen la confianza y autoridad de la primera generación que lideró Arturo Herbruger. Es indispensable alguien con experiencia en la mecánica electoral. Algún profesional sólido en Derecho Constitucional para evacuar con certeza la lluvia de amparos que suele caer, y ahora con mayor intensidad, en periodo electoral. Se demanda compromiso con el fortalecimiento institucional, sacándole el jugo a las facultades que la Ley Electoral actual, a pesar de estar rebasada, le concede al TSE y que están sub-ejecutadas, además de una administración interna que supere los fallos que exhibió el Tribunal actual. Pero, a la vez, magistrados con convicción de reforma. Y, por supuesto, el liderazgo que afirma el respeto e independencia del Tribunal.

 Se ha dicho que la Comisión de Postulación nominó el recurso humano necesario para esa tarea del TSE. Parece que en gran medida los observadores tienen razón. En el listado de los 40 hay buenos constitucionalistas, profesionales con experiencia en la organización electoral y otros con espíritu renovador. De lo que conozco de la lista preliminar de cinco magistrados titulares y cinco suplentes, que surgió de un primer acuerdo de los diputados el jueves pasado, hay personas idóneas. Eugenia Mijangos, por ejemplo, es una profesional íntegra, comprometida con el desarrollo institucional y vocación de servicio público. Ella fue subcalificada formalmente por la postuladora, pero quienes vieron la documentación ampliada, aunque no modificaron su punteo; sin embargo le votaron. Julio Solórzano es el mejor conocedor sobre la mecánica electoral. Y Aquiles Linares es un profesional de sólida formación. Sin duda habrá más talento que desconozco. En la calidad de esa selección el Congreso se juega su propia gobernabilidad de corto plazo.

Publicado el 10 de marzo de 2014 en www.elperiodico.com por Édgar Gutiérrez
http://www.elperiodico.com.gt/es/20140310/opinion/243923/

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