Alternativa ciudadana

Los proyectos ciudadanos son la alternativa a la partidocracia.

Por lo que uno escucha entre la gente, pareciera que en Guatemala impera la falsa creencia de que el quehacer político es cosa solamente de los políticos y que todos los demás comunes mortales estamos condenados a someternos a sus designios y a sus abusos.

De suerte que el quehacer político no se piensa como algo que corresponde a todos los ciudadanos, sino como una ocupación propia de los políticos. Luego, el manejo de la cosa pública ha caído en manos de la partidocracia, cuya finalidad no ha sido precisamente edificar una genuina democracia institucional, sino más bien obtener múltiples y abundantes beneficios para sí misma y sus financistas.

Por supuesto, esta degradación del quehacer político provoca repugnancia entre la ciudadanía honrada y trabajadora, y, a la vez, un alejamiento de su parte, que es otro grave error, porque esto garantiza a los “usufructuarios del poder político” que nadie los controle ni les exija que rindan cuentas.

Desde luego que la población paga impuestos y que las decisiones políticas no solo se adoptan en su nombre, sino que, además, afectan directamente la vida y desarrollo de todos los habitantes del territorio nacional, no es lógico ni razonable que se continúe permitiendo que los “profesionales de la política” sigan dominando a su antojo el espacio público y haciendo lo que les viene en gana.

En mi opinión, el quehacer político es responsabilidad de todos los ciudadanos y requiere, además de una desarrollada conciencia política (que se traduce en sentir, pensar, querer y obrar en aras del interés general y del bien común), de una participación ciudadana activa, vigorosa, entusiasta, comprometida, valiente, deliberante y honesta, que incluya especialmente a los jóvenes, que, inequívocamente, constituyen la fuerza vital y la reserva moral de la sociedad. Los proyectos ciudadanos son la alternativa a la partidocracia.

La concienciación y participación ciudadana redundarán en la politización de la sociedad, o sea en la asunción del quehacer político por todos y para todos, y no solo por y para una partidocracia miope, clientelar, rentista e irresponsable.

Esta renovación del quehacer político supone la descentralización del poder público, que actualmente está concentrado, así como el fortalecimiento de la democracia republicana y la efectiva limitación del poder político, y que su ejercicio no tenga tanta incidencia en la vida económica y social del país que hoy tiene.

Publicado el 16 de Septiembre 2013 en www.elperiodico.com.gt por MARIO FUENTES DESTARAC
http://www.elperiodico.com.gt/es/20130916/opinion/234501/

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