¿Y el gabinete de Jimmy Morales?

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El tiempo para el cambio de gobierno se agota, y la integración del nuevo gabinete es más una fiesta salvaje de intereses espurios, presiones, chismes, “dimes y diretes”.

El lunes, por fin, quedó resuelta la incertidumbre sobre la aprobación del proyecto de presupuesto de 2016. Y, al margen de numerosas implicaciones técnicas y políticas, algo sí quedó claro: que quien será responsable de ejecutarlo no tiene ni idea de qué hacer, y posiblemente todavía no entienda qué pasó en el Congreso. No porque se le haya dejado fuera de la discusión, ya que hasta tuvo una delegación en la Comisión de Finanzas que pudo haber supervisado la elaboración del dictamen.

¿Es culpa de Jimmy Morales? Sí. No porque él deba ser un experto en temas presupuestarios, sino porque su equipo le está fallando en lo fundamental de ser presidente: tener un gabinete. En tanto continúe sin definirlo, todo el peso de la responsabilidad recaerá personalmente en él.

Es decir, el tiempo se agota para que el presidente electo pueda empezar a delegar decisiones y acciones en quienes integrarán su gabinete. Hoy, como parte del proceso de transición y preparar el arranque de la nueva administración. Si no lo hace, no solo Finanzas corre el riesgo de no poder arrancar el 14 de enero, sino todas las demás entidades: Salud, Educación, Gobernación, Comunicaciones, etc.

Y, bueno, parece que hay que decirlo: esto no es broma.

En materia de fiscalidad pública, imagino que Jimmy Morales ya tiene una idea general de que su gobierno arrancará con una restricción severa de recursos, y por lo tanto difícilmente podrá cumplir sus promesas de campaña si no impulsa medidas que recuperen las finanzas estatales. Si eso es así, creo que como presidente no debería saber más. Pero, para que eso sea suficiente, debería contar con el apoyo de un ministro de Finanzas y un superintendente de la SAT designados que estén ocupándose de los detalles que el presidente, naturalmente, no puede (ni debe) atender.

Detalles como tener un plan para recuperar la SAT, el cual pueda empezar a implementarse ojalá desde ya, para, con mucha suerte y esfuerzo, lograr algunos resultados en 2016. Que su ministro de Finanzas cuente con el respaldo suficiente para hacer lo más importante de su desagradable trabajo: decir no. El responsable de Finanzas debe decirles no a los privilegios fiscales, a la gran cantidad de solicitudes de gasto, todas importantes, pero que no serán las estratégicas de su gobierno, a los amigos y financistas de campaña que quieren contratos sobrevaluados para recuperar sus “inversiones”, etc. Y encima de esto, enfrentar el rechazo ciudadano a tributar.

Algo similar deberían estar haciendo ministros designados para el resto de carteras, quizá con prioridad especial en Salud, Educación, Gobernación y Comunicaciones. Cada ministerio es un mundo, en el que las necesidades y deficiencias prevalecen. Pero, además, cada ministerio es una tentación inmensa para corruptos, financistas, oportunistas y aduladores presidenciales.

Los riesgos de no integrar ya su gabinete, yo los clasificaría en dos tipos: los estructurales, en cuanto a que todo seguirá igual o mucho peor, y Jimmy Morales no cumplirá ninguna de sus promesas; y, los inmediatos, como que a muy poco tiempo del arranque, su gobierno se desmorone con el primer escándalo de corrupción.

Por supuesto, no estoy minimizando el desafío, ya que integrar un gabinete es algo muy difícil, y todos sabíamos que es el flanco más vulnerable del ganador de las elecciones. Lo que es innegable es que el tiempo se acaba.

Y el tiempo no perdona. Espero que la ciudadanía tampoco.

Publicado el 02 de diciembre de 2015 en www.s21.com.gt por Ricardo Barrientos
http://www.s21.com.gt/manifiesto/2015/12/02/gabinete-jimmy-morales

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