El Presupuesto: La Génesis de la Corrupción

1
 
-Un gobierno no genera recursos, los colecta de manera coercitiva y los gasta. En la discrecionalidad de ese gasto en relación a las adjudicaciones de un gobierno emana el incentivo para la corrupción. El presupuesto y sus disposiciones son clave.

La discusión sobre la aprobación del Presupuesto de Ingreso y Egresos del Estado para el año 2016 ha sido, como todos los años, apresurada, mal meditada, en parte improvisada y contagiada de intereses particulares y rentistas que buscan privilegios. Todo lo anterior para reflejar una falta de visión a largo plazo (propio de la lógica cortoplacista electorera) y un total desapego en relación a las prioridades reales del país.

Más allá de las protestas ciudadanas y presión social exigiendo la renuncia de funcionarios, depuración del congreso y un alto a la corrupción, se debe prestar bastante atención a la aprobación del presupuesto en todas sus líneas y aristas: ¿Es financiable? ¿De dónde saldrán los recursos? ¿Cómo se distribuye entre los distintos ministerios y entidades? ¿Representa esta distribución una visión de desarrollo enfocándose en las prioridades del país? ¿Qué tanta discrecionalidad damos al funcionario para su gasto? ¿Hay mecanismos efectivos de rendición de cuentas y transparencia en el gasto? ¿Se ha prescindido de gastos superfluos? Los recursos que recibe el gobierno de sus contribuyentes y los mecanismos que constituyen los incentivos para irregularidades en los gastos en cualquiera de sus formas es, a final de cuentas, el combustible para la corrupción.

Lamentablemente estas preguntas sólo las podemos plantear ex post facto: el presupuesto para el año 2016 ya fue aprobado por un congreso cuya integridad e idoneidad es altamente cuestionada. Ahora, solamente nos resta como población ser testigos de la administración de nuestros impuestos y deuda contraída (que implican más impuestos) que recaen en un gran porcentaje en pactos colectivos onerosos, programas clientelares, plazas fantasma, compras a ONGs listas para ser sobrevaloradas con pactos debajo de la mesa, gastos operativos de un congreso ineficiente y corrupto, etcétera y millones de etcéteras más. Pero el hecho de que hasta ahora sea un tema de discusión (y no tardará mucho en cambiarse de página, se los aseguro) es culpa de todos nosotros: medios de comunicación, analistas, ciudadanos, centros de pensamiento, sociedad civil, etc.

Pensémoslo: la génesis de la corrupción en cualquier gobierno yace en dos factores fundamentales: los recursos que maneja un gobierno y el nivel de adjudicaciones (funciones) del mismo. De ambas emana un poder económico y político colosal y se convierten en incentivos perversos que hacen muy atractivo para muchos actores buscar beneficiarse del erario público, el cual, para el año próximo será de Q 70,796 millardos. Una cifra que probablemente no logremos dimensionar. Considero que los debates en relación a que si esta cantidad es suficiente o no en relación a las urgencias que afectan al país (desnutrición crónica, crisis sostenidas y constantes en los sistemas de salud, educación y justicia por mencionar las principales), por más que tomen precedencia en la realidad, son estériles si no se realiza una refundación del estado que permita un reenfoque del uso de los recursos públicos hacia una inversión eficiente y estratégica que componga un proyecto de nación, que aseguren la transparencia y que elimine los gastos superfluos.

Publicado el 02 de diciembre de 2015 en www.republicagt.com por Jorge Ávila
http://www.republicagt.com/opinion/el-presupuesto-la-genesis-de-la-corrupcion/

No Responses

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *