Salud, una vergüenza

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“Los hospitales agonizan”, dicen los periódicos, aun así se ve a un sonriente presidente, relajado y disfrutando el momento, viviendo en su mundo de fantasía, incapaz de visitar personalmente los hospitales y resolver algo. Esa actitud cómoda del presidente Maldonado es insultante para la población.


De igual forma, aunque no se esperaba mucha creatividad para resolver el problema por parte de Mariano Rayo, al menos algunos pensaron que por dignidad haría algo positivo. Este problema ya se ha tornado de índole humanitario, siendo denunciado ante las instituciones de Derechos Humanos Internacionales.

Los médicos llevan cuatro meses sin recibir su sueldo, hay desabastecimiento total en medicamentos, equipo y alimentos. Por lo que los hospitales más importantes del país han tomado la decisión de ya no atender más pacientes y cerrar sus puertas. Muchas personas ya han muerto debido a esta situación.

Los familiares de las víctimas deberían presentar sus denuncias al Ministerio Publico, para presionar a estos funcionarios a que tomen acciones. De hecho el MP, de oficio, debería hacer las investigaciones del caso.

La Procuraduría de los Derechos Humanos emitió un comunicado que manifiesta que el sistema nacional de salud enfrenta la peor crisis documentada hasta hoy, debido a que ya ha afectado los tres niveles de atención. Pero hasta allí, lo que han dicho lo sabemos todos y nadie hace nada, sobre todo el presidente de la República y ministro de esa cartera, que son finalmente los responsables directos. Sería positivo que se convoque a una manifestación donde se exija que el problema sea resuelto de inmediato, es allí donde veríamos realmente si el pueblo ha cambiado de espectador a actor. Personalmente no utilizo los hospitales públicos, pero es doloroso ver la injusticia de un sistema corrupto, que está cobrando víctimas inocentes. Por eso escribo repetitivamente sobre este tema, y en verdad no debe quitarse el dedo de la llaga hasta que las autoridades tomen cartas en el asunto. Y es necesario también que todos nos pongamos la mano en la conciencia, y aunque contemos con el beneficio de un seguro médico, debe existir la empatía y la piedad por los más necesitados, que dependen de un sistema de salud público para atenderse dignamente. Además, debo señalar que la vida da muchas vueltas y prueba de ello es que la ex vicepresidenta Roxana Baldetti, mujer con “mucho dinero” —de dudosa procedencia—, irónicamente fue a parar al Hospital General. Para empezar, si hubiese hecho bien su trabajo no estaría privada de libertad y mucho menos tendría que haber ido al abandonado hospital, cuyos fondos jamás llegaron a su destino, debido a la corrupción que ella misma generó.

La crisis financiera en la que dejaron Pérez-Baldetti al país está cobrando vidas inocentes, el problema de fondo es muy complejo y es claro que no puede resolverse de inmediato, pero sí podrían denunciarse públicamente los problemas que hacen inoperante ese ministerio, plantear soluciones, hacer mesas técnicas y avanzar de alguna manera para que el sector funcione correctamente.

Publicado el 13 de noviembre de 2015 en www.prensalibre.com por Brenda Sanchinelli Izeppi
http://www.prensalibre.com/opinion/salud-una-verguenza

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