El perfil

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A pocos días de las elecciones, muchos no se han decidido por quién votar. La mayoría reconoce que la oferta electoral es pobre y tristemente volvimos a llegar a la misma disyuntiva de siempre, tener que votar por “el menos malo”.

La afirmación es relativa, porque lo que es malo para mí, podría ser bueno para usted y al final la apreciación es subjetiva. Hace cuatro años la gente pensó que Pérez era menos malo que Baldizón… y vaya firmita resultó.

Esto me hace crear un planteamiento analógico entre una empresa y nuestro país. Un propietario elige a una persona para gerenciar su negocio. Para tener éxito, el perfil debe llenarse idóneamente e incluir ciertas competencias. Ya en la práctica, si la persona no da resultados, la despiden sin ninguna complicación. Entonces, si esto procede en una empresa, con mayor razón debe aplicarse a un país.

Más allá de votar por cualquiera de las dos pobres opciones que tenemos hoy, elijamos a una persona que aún con sus deficiencias y limitaciones no obstaculice el impulso ciudadano de promover los cambios que nuestro sistema colapsado requiere. Sale sobrando que digan que tienen “planes de gobierno”, que son unos libros obsoletos creados por corruptos, que hasta el día de hoy han sido inoperantes y no han dado resultado alguno. Más bien quisiéramos que entendieran el significado de lo que es una “política de Estado”, a diferencia de acciones de gobierno. Así que si el “nuevo presidente” se enfocara aunque sea en cinco políticas de Estado, que al menos incluyeran priorizar la educación, salud, seguridad y justicia; estaríamos ganando mucho.

Como mínimo debe exigirse de la persona por la cual usted votará el 25 de octubre… Que sea honrado, transparente, humilde e inclusivo. Que tenga la personalidad de hacer cosas buenas, y aunque no le guste a ciertos “grupitos de poder”, mandarlos al carajo y ejecutar sus ideas con inteligencia y creatividad. A sabiendas de que el país está en quiebra, pero debe seguir en pie. Aquí, la clave será la transparencia y la austeridad. El próximo presidente puede cambiar la historia de millones de guatemaltecos y convertirse en toda una leyenda o terminar en la cárcel como Otto Pérez Molina.

El perfil que requerimos por ahora es de alguien que contribuya activamente a corregir los problemas de fondo. Que permita la libre expresión del pensamiento, para ser criticado o elogiado según sus obras. Debe tener una macrovisión y la capacidad de escuchar a todos los sectores sociales para que se puedan modificar, reformar y aplicar las leyes. Debe ser conciliador y negociador. Tiene que aprender a beneficiar a todos los sectores del país, y no solo a poderes fácticos. Debe pensar en las generaciones venideras y no solo en el momento.

Un verdadero líder reconoce el trabajo en equipo, sabe que por eficiente que sea el mismo y por mucha voluntad política que tenga, no podrá salir adelante solo. Por lo que es necesario que mande a los amigos y parientes al diablo y se haga rodear por profesionales con el expertise para sacar avante cada cartera. Y mil veces mejor si no han sido empleados estatales antes.

Publicado el 16 de octubre de 2015 en www.prensalibre.com por Brenda Sanchinelli Izeppi
http://www.prensalibre.com/opinion/el-perfil

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