Las finanzas, el talón de Aquiles del Gobierno

No es echar más leña al asunto, sino más bien, poner en su justa medida un problema que se ha venido repitiendo desde 2012, cuando asumió la actual administración.

La constante crítica surge de los magros resultados a la luz de las metas propuestas de recaudación, contra lo alcanzado en materia fiscal.

Hoy se espera que el Directorio de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT), que preside el ministro de Finanzas, conozca, y tal vez suscriba, el convenio de metas que también deben firmar el gobernante y el superintendente.

En dicho documento −que dicho sea de paso, en años pasados fue guardado con sumo sigilo− deberá plasmarse el compromiso de la SAT, el Directorio y el Ejecutivo.

Ayer, el ministro de Finanzas, Dorval Carías dijo a los periodistas que la meta de recaudación para 2015 no sufre cambios. Eso significa que los Q54.7 millardos que indica el Presupuesto deben fluir de la recaudación de tributos.

Es, insistimos una vez más, una meta alta a la luz de los resultados logrados en 2014, con Q49 millardos. En 2013 se recaudaron Q46.3 millardos y en 2012, Q42.8 millardos.

Cabe recordar que la proyección para 2015 también incluye un impuesto a la telefonía, que hasta ahora está en duda, a falta de una resolución definitiva de la Corte de Constitucionalidad.

El mandatario descartó en sustitución de este crear otro impuesto o que se impulse –totalmente desaconsejable en un año electoral− una reforma tributaria.

Así que, las cartas para asirse de fondos están echadas sobre lo que existe, y de esa cuenta, en la SAT seguramente se han dedicado a escarbar en todas las posibilidades para obtener los tributos faltantes.

Carías señala que será posible un cruce de información entre las aduanas, lo cual era imposible de alcanzar a la fecha, y destaca los aportes en tecnología y la colaboración en administraciones tributarias de la región.

También se refiere a la entrada en vigencia de una normativa específica para regular las tasas de bienes intermedios adquiridos por grandes empresas transnacionales, llamada precios de transferencia, que pueden convertirse en fuentes para obtener recursos frescos.

Es de advertir que esta urgida necesidad de aumentar los ingresos fiscales no derive en un año de persecuciones, ni de acoso fiscal ni de ningún tipo.