¿En qué se gastaron el dinero?

Miércoles 14, día de “rendición de cuentas”. Ya no espero mucho. Con una pregunta concreta que contestaran me bastaría: ¿en qué se gastaron el dinero de los préstamos y bonos que les fueran aprobados por el Congreso a fines del año pasado? Leo con preocupación que las patrullas de la Policía Nacional Civil siguen sin combustible, y que en los hospitales ya no hay ni para darle de comer a los pacientes; a tal extremo se ha llegado que ya ni siquiera se pregunta si hay o no medicamentos. Escuché la entrevista donde se aseveró que la crisis financiera del año pasado fue culpa del Congreso, porque no les aprobó presupuesto, y luego, porque les aprobó el dinero ya tardíamente. Ahora ya tiene el dinero. ¿Cuál es la nueva excusa? Los medios reportaron incesantemente cómo el Estado salió de compras durante  diciembre.
 

Es decir, sí gastaron. Esto ocurre año con año porque uno de los indicadores con el que se mide el “éxito” de una gestión es el porcentaje de ejecución presupuestaria alcanzado en el año; la calidad de ese gasto  y sus resultados  solo importan del diente al labio. O en días como hoy, para el discurso.

Gastar mucho y rápido antes de fin de año no es un fenómeno nuevo, aunque sí se ha agravado estos últimos años. Para ello, lo que hacen los ministerios y secretarías es acudir a los contratos abiertos que mantiene el Estado con distintos proveedores. Eso les permite ahorrarse tiempos de cotizaciones y licitaciones (asunto que de todas maneras no ha sido importante en esta administración). Así, compran sin tanto trámite, y el dinero aparece contablemente como “ejecutado” con bastante celeridad, que es lo que necesita el Minfin reportar a fin de cuentas, para verse “eficiente”.

Hay contratos abiertos para compra de combustibles, para compra de alimentos, y no digamos, para compra de medicamentos. ¿Por qué entonces no compraron de esos insumos en diciembre? Podrían al menos haberle evitado el ridículo al presidente de estar hablando de “logros” cuando a la par de su foto salen los reportajes de los vehículos policiales parados, y los estantes vacíos en las bodegas de alimentos de los hospitales. Por lo visto, no pagaron deudas a proveedores o  no pagaron suficiente. Normalmente, cuando le abonan parte de lo adeudado, un proveedor condesciende con hacer una nueva entrega de abastos al Ejecutivo.

Evidentemente, hay otras prioridades en qué gastarse el dinero. A mí me gustaría saber cuáles son y qué mecanismos están empleando para darle salida a esos recursos. Lo de relacionar gasto —insumos— producción y resultados no es una de ellas; al parecer, quedó para los libros de texto de administración pública y los manuales en la página web. Veamos, por ejemplo, el Mineduc. Es el Ministerio que recibe año con año los mayores incrementos de recursos, esencialmente para pagar la nómina de maestros; a la par, los indicadores educativos de cobertura  y calidad van en claro retroceso. La cantaleta de que esos datos obedecen a proyecciones demográficas desfasadas, ya son difíciles de creer; son las mismas proyecciones que el mismo gobierno emplea para demostrar el descenso de la tasa de homicidios. ¿Por qué hemos de creerlas en un lado y descalificarlas en el otro? Seguramente, de los millardos en bonos y préstamos no saldrán tampoco los Q200 millones  que se necesitaban para hacer el censo de población. Mejor seguir elucubrando con las cifras.

La opacidad en el gasto es uno de los peores legados que dejará la presente administración. Basta con una página, para reportar al respecto.

Publicado el 14 de enero de 2014 en www.prensalibre.com por Karin Slowing
http://www.prensalibre.com/opinion/En-que-se-gastaron-el-dinero_0_1285071483.html

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