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El problema central de este proceso es cómo actúan los diputados  cuando se trata de elegir a un funcionario que ocupará un puesto clave; en lugar de nombrar a la persona idónea, se dedican a hacer un buen “Negoción Pérez”.

En muchos ámbitos —rumores o no— circula el nombre del favorito, nada menos que el  encargado de seguir siendo la tapadera de los corruptos del pasado, presente y futuro. Suena fuerte el inamovible Carlos Mencos, quien les vendrá como anillo al dedo a los deshonestos. No solo ha sido vinculado con el  PP, sino también con la UNE (pupilo ayer y hoy de Sandra Torres). Y mucho se habla también de los oscuros vínculos de Sergio Pérez con el partido Líder. Esas negociaciones entre partidos son nefastas para el país, pero convenientes para ellos, porque significa que, hagan lo que hagan, no habrá persecución.

El excontralor   ha sido uno de los participantes con más señalamientos por parte de la sociedad civil, y ojo porque la reelección del CGC está prohibida expresamente en la Constitución. ¡Esto solo pasa en Guatemala! ¡Qué cinismo y desfachatez!

¿Cómo es posible que se haya colado a la recta final  alguien que aún mantiene una investigación abierta en el MP, por el caso MDF, por el desvío de Q82.8 millones del Congreso?  El ex CGC está siendo indagado por el delito de incumplimiento de deberes, ya que entre sus funciones se encontraba vigilar que las instituciones públicas no depositaran los recursos en bancos del sistema sin tener previa autorización. Y este es solo uno de los muchos casos de corrupción que dejó pasar.

Ni siquiera debería tener la posibilidad de optar a una reelección, porque ya ocupó el puesto y demostró incapacidad, inutilidad, y falta de carácter  para combatir la corrupción. El resultado de su gestión fue completamente estéril. Más bien se le caracteriza por solapar y  encubrir a quienes ocupan puestos públicos.

Difícilmente esta nación podrá salir adelante si la persona encargada de fiscalizar a los corruptos  es uno de ellos. Indiscutiblemente somos un Estado debilitado, que sufre “deterioro y debilidad”; por lo tanto, exigimos a los diputados al Congreso  que dejen de lado negociaciones oscuras y elijan a la mejor persona, emitiendo su voto público, razonado  y expreso.