Ellos son simples empleados fraudulentos que se aprovechan de que los empleadores —nosotros— estamos ocupados en otros menesteres y nunca fiscalizamos su trabajo.

Luego de eso, debemos empezar a fiscalizar lo que tenemos alrededor. De seguro, cerca de nuestra casa o trabajo están haciendo alguna obra.

Averigüe qué proyecto es y búsquelo en Guatecompras, para ver en qué consiste la obra y cuánto están cobrando por ella. Le aseguro que solo con esos datos se llevará algunas sorpresas. Tome fotos, documente el caso y comparta sus hallazgos. También puede investigar en Guatecompras, transacciones que se relacionen con su línea de trabajo. Por ejemplo, si usted sabe de medicinas, busque las compras de medicamentos y compare los precios con los que usted conoce del mercado.

Algunas personas me argumentan que las denuncias se deben hacer en el MP y no en las redes sociales. En efecto, si usted encuentra suficiente información, haga la denuncia. Lamentablemente, el sistema está tan copado que la Fiscalía contra la Corrupción y la Contraloría casi no funcionan, así que no nos podemos quedar esperando que todo se resuelva por los canales oficiales. Además de la denuncia formal, se debe gritar a los cuatro vientos (ahora se usan las redes sociales para eso) todos los hallazgos de corrupción que encontremos. No tenga miedo, no es un delito, está protegido por la Constitución.

Otra línea de fiscalización son los indicios de enriquecimiento ilícito de los funcionarios. ¿Cuántos no conocemos a alguien que antes no tenía petate en qué caer muerto y solo ingresó a la política y de repente lo vemos con casas y carros de lujo? Esto también se puede documentar y denunciar.

Otro punto importante que debemos empezar a hacer los guatemaltecos honestos es no rendirles pleitesía a los politiqueros responsables de muchas de nuestras desgracias. No se crea eso de que es un “honor” tener a los funcionarios en sus reuniones, todo lo contrario. Si no van a tener ningún castigo formal, por lo menos que sientan el desprecio de sus víctimas. Al principio quizá no les importe, pero si muchos de nosotros lo hacemos, tarde o temprano sentirán el rechazo.  ¿No está dispuesto a hacer nada de esto? Entonces no se queje y sepa que usted es corresponsable de la ruina de su país.