Síntomas distintivos del fin de un mandato

Invariablemente, cuando se acerca un cambio de gobierno, la tarea parece ser más ardua. Por un lado, los políticos empiezan a desesperarse, a tomar medidas apresuradas o a utilizar a fuerzas serviles que se prestan a requerimientos gubernamentales con tal de conseguir recursos financieros que les permitan continuar con modelos que muy poco tienen que ver con una modificación de la realidad de quienes de verdad necesitan un mínimo empuje para no naufragar.
 

Esto ha ocurrido en las  administraciones recientes, pero de manera especial se ha notado en las últimas dos, empezando por la de Álvaro Colom, que se vio sometido a penurias por la recaudación tributaria, que no alcanzaba a cumplir las metas establecidas y que debió enfrentar la férrea resistencia de quienes en ese momento representaban el papel de oposición, integrantes del Partido Patriota, que, a casi un año de entregar el poder, parecen vivir una pesadilla parecida.

Hoy, los papeles se han invertido, y es la Unidad Nacional de la Esperanza la que, habiendo empezado la actual legislatura con una cantidad respetable de diputados y que luego vio  diezmadas sus fuerzas,  ahora fortalecida, se ha convertido en una bancada con los suficientes integrantes como para ser la bisagra en el Congreso y lograr que el oficialismo la tome en cuenta o, por el contrario,  ceda a sus demandas.

Sin embargo, hoy existe una gran diferencia respecto de lo que se vivió en las postrimerías del uneísmo. Lo primero que debe destacarse es que la actual crisis financiera que afronta el Estado es mucho más acentuada que la que le tocó vivir al gobierno de Colom, y ahora por lo menos dos bancadas significativas, que juegan un papel determinante en abrir las llaves para que fluyan los recursos, parecen estar dispuestas a hacer fracasar a los oficialistas, salvo que medien oscuras componendas.

Además, esta es una de las administraciones a las que en pleno ejercicio del poder más le han estallado las crisis relacionadas con la corrupción, lo cual se puede constatar con la destitución del ministro de Salud, quien al abandonar el cargo fue acusado en el Ministerio Público por tráfico de influencias y otros hechos ilícitos, a los que de inmediato contraatacó. Hay que recordar que él fue uno de los más defendidos burócratas cuando este gobierno asumió el mando, principalmente porque pese a no tener finiquito lo convirtieron en funcionario.

Ahora surge el escándalo Vernon González, uno de los abogados ligados a las figuras más relevantes del patriotismo, entre ellas Anabella de León, actual titular del Registro General de la Propiedad, a quien sirve, junto a su exesposa, desde que ella asumió la dirección de esa institución. No solo está relacionado con el supuesto  tráfico de influencias, sino que ahora se le sindica de la estafa a una empresa. Y quizás el mayor hallazgo son las millonarias transferencias bancarias que junto a su exesposa hicieron durante los últimos meses.

Todo un reto para el Gobierno, que debe aligerar la crisis y aclarar de manera convincente las relaciones con esos personajes.

Publicado el 17 de noviembre de 2014 en www.prensalibre.com por Editorial Prensa Libre
http://www.prensalibre.com/opinion/Sintomas_distintivos_del_fin_de_un_mandato-Editorial_0_1249675210.html

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