Hay dos grandes peligros: se ha perdido la capacidad de asombro y la esperanza, y esto es grave porque se parte de que no hay nada que hacer. Un humano, si pierde su capacidad de asombro deja de motivar cambios o soluciones; y si no hay esperanza, pierde el sentido.
Lo ocurrido con las Cortes no es más que una muestra de cómo estamos inmersos en nudos difíciles de desenredar; sin embargo, sea cual sea el pensamiento que profesemos es mentira señalar que solo existe una vía (la propia) para salir de este atolladero. Hay demasiados comentarios miopes y estériles frente a un asunto que ataca lo esencial, es estúpido creer que esto es “buenos contra malos”, o “los míos contra los tuyos”, seamos serios o por lo menos, convoquemos a quienes quieran serlo.
Sancionamos al denunciante y premiamos al delincuente; justificamos el crimen, convivimos junto a la violencia considerándola como algo común y, sobre todo, dejamos sin sanción social al funcionario corrupto y aprovechado. ¿Es esto normal?
La juventud debe tener espacios para arremolinar vientos de renovación, debe sentar sus bases para la construcción de un futuro más comprometido; pero, sobre todo, debe tocar las fibras íntimas de una sociedad caduca e inmóvil y acá abundan jóvenes comprometidos. El asunto de las Cortes, es cierto, encontrará alguna “solución” jurídica, pero el problema de la impunidad es un tema de índole política y sus principales aliados son varios partidos políticos y el Congreso de la República.
El diseño constitucional nos brinda dos condiciones para generar una convivencia pacífica: una república y una democracia. Pero si la república es trastocada por más de 100 partidos que a la fecha se han organizado desde 1984 y no han sabido evitar el asalto de la instituciones de justicia por parte de grupos abusivos y delincuenciales, y la democracia se conquista por quien tiene más plata para gastar, tendremos a nuestros hijos dentro de 20 años con estos mismos debates miopes y estériles, pero más amenazados o condenados.
Es hora de proponer soluciones, y para eso hagamos a un lado a los miopes y estériles, debatamos un mal endémico y estructural. Este es el momento.
Publicado el 21 de octubre de 2014 en www.prensalibre.com por Alejandro Balsells Conde http://www.prensalibre.com/opinion/Miopes-y-esteriles_0_1234076880.html
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