Transporte de quinta

ADEMÁS, HAY UNA DOBLE  estafa: El Estado paga subsidio para unos dos mil 900 buses capitalinos, sin embargo en la práctica los empresarios solo tienen en circulación unas mil 200 unidades, con lo cual se embolsan más del 50% de los fondos que reciben. La segunda estafa es con el Transurbano. En la página http://www.transurbano.com.gt/transurbano/content/transporte-urbano-seguro-y-moderno-ya-es-una-realidad-en-guatemala se puede leer el ofrecimiento del Transurbano como “un servicio de transporte de pasajeros seguro, moderno y de calidad”. En el 2009 nos hicieron creer que el Transurbano iba a sustituir los buses rojos y se iba a modernizar totalmente la flota con seguridad e infraestructura en paradas, según indica ese mismo sitio: “El sistema iniciará en una primera fase en la ruta de la Avenida Petapa atendiendo a 200 mil usuarios a partir de marzo; sin embargo, durante 2010 se pondrán en funcionamiento 3 mil 150 unidades, completamente nuevas, para atender a 1.2 millones de guatemaltecos diariamente”.

CINCO AÑOS DESPUÉS  vemos que se trató de un vulgar engaño. ¿Sabe, estimado lector, cuántos buses del Transurbano funcionan hoy día: solo 450, y muchos de ellos ya muestran señales de franco deterioro y la mayoría de paradas están destruidas. O sea que la Asociación de Empresarios de Autobuses Urbanos (Aeua) nos estafó a los capitalinos porque faltan dos mil 700 buses de Transurbano, pese a que se embolsó Q4 mil 839.2 millones que le entregó el Estado para impulsar este servicio, que incluía subsidios, tarjeta prepago, exoneraciones, préstamos para un banco de Brasil y hasta la publicidad del sistema. A cambio de esa inversión pública los transportistas solo pusieron capital para constituir cinco sociedades anónimas con una inversión de apenas Q29 mil 600 cada una, o sea un negociazo redondo.

HOY LOS EMPRESARIOS  del transporte ya no hablan más de aumentar el parque vehicular del Transurbano y tampoco dicen qué pasó con los   millones que el Estado les dio. El dinero procedente de nuestros impuestos  se esfumó, se lo robaron, pues, con la complicidad del gobierno de Álvaro Colom y la municipalidad dirigida por Álvaro Arzú. La exigencia actual de los autobuseros es conseguir Q225 millones para otros siete meses, luego de los cuales se repetirá la misma demanda, mientras los usuarios continúan subiendo a esos buses desvencijados e inseguros que representan la peor afrenta para la clase trabajadora.