Cuota étnica

Es necesario una autocrítica de los movimientos indígenas y sociales.
 
La denuncia del artista Elmar Rojas –uno de los creadores del Ministerio de Cultura y Deportes durante el gobierno de Vinicio Cerezo y el primero en ocupar el cargo de Ministro en 1986– que el rol del Ministerio es decadente porque se ha distorsionado y ha terminado sirviendo para proveer plazas improvisadas al buscar llenar una cuota étnica y “cultural”, nombrando ministros indígenas sin conocimiento del mandato institucional (Prensa Libre 27/07/14) resultan declaraciones realistas a la luz de los resultados de las acciones de los últimos ministros y viceministros. A esta reflexión hay que incluir a otros indígenas que se incorporaron a la burocracia estatal y cuyas funciones no han respondido a las expectativas técnicas ni a las urgencias de los propios pueblos indígenas de donde provienen.

Esta participación se ha convertido en un indigenismo gubernamental que utiliza a miembros de los pueblos indígenas folclóricamente, para que representen el “rostro indio” en los gobiernos de turno pero no para que participen plenamente en la toma de decisiones. Ejemplos del indigenismo de Gobierno hay muchos pero hasta el momento el Ministerio de Cultura es el que mejor reproduce esa peligrosa práctica con Ministros y trabajadores indígenas que no han hecho la diferencia, sino que han terminado abusando del poder porque saben que el cargo, no es que lo merezcan, sino es el pago a su aporte durante las campañas electorales.

Entender la participación indígena en el Estado requiere analizar los procesos de cooptación históricos pero también adentrarse en los intereses personales de hombres y mujeres indígenas que terminan seducidos por el poder e impulsados por políticas que van en detrimento de derechos colectivos. La cooptación no es solo de los gobiernos de turno ni de las elites corporativas, sino sobre todo de partidos políticos e instituciones nacionales e internacionales que impulsan en Guatemala la farsa de una democracia participativa, incluyente y multicultural. Ante esto, es necesario una autocrítica dentro de los movimientos sociales indígenas y de quienes ejercen el poder político local y nacional. La identidad étnica no implica automáticamente compromiso. Y quienes caen en esta farsa, terminan con sus acciones, oscureciendo las históricas demandas.

Publicado el 11 de agosto de 2014 en www.elperiodico.com.gt por María Aguilar
http://www.elperiodico.com.gt/es/20140811/opinion/194/Cuota-%C3%A9tnica.htm

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