Los casos de niños menores de cinco años afligidos por el hambre siguen. El Gobierno afirma que son menos, comparados con otros años.
En Santa María de Jesús, Sacatepéquez, Juanito de cuatro meses fue atendido hace cinco semanas en la clínica médica Guatemala Sana por desnutrición aguda. Pesaba tres libras y había perdido las fuerzas. No hacía intento alguno por moverse, mucho menos para llorar.
Brenan Ortiz, médico responsable del centro, atendió al pequeño. Se disponía a referirlo, como lo mandan los protocolos de Salud al Hospital Nacional Pedro de Bethancourt en la aldea San Felipe de Jesús de La Antigua Guatemala, pero la madre se negó a trasladarlo a ese lugar.
“Hemos aprendido que cuando dicen que no van a llevar a sus hijos al hospital es porque no lo van hacer”, dijo Ortiz. “¿Qué hacer entonces con un cuadro clínico como ese?”, se preguntó entonces el joven profesional.
“Se nos ocurrió obligar a la madre a cumplir con un horario de tratamiento. Le pedimos que regresara con el niño hasta cuatro veces al día a la clínica, en donde le administramos los sueros y las fórmulas para recuperarlo”, mencionó.
La mujer accedió al pedido y religiosamente acudió al centro a tratar al menor. Juanito recobró la condición física y fue dado de alta hace dos semanas.
Sin embargo, el peligro de una recaída es posible. El menor vive en una de las zonas más pobres del tercer cantón de Santa María de Jesús en compañía de sus padres, seis hermanos y su abuela Margarita Colic, de 70 años.
Estefani, la hermana mayor, tiene 12 años, el resto son niños comprendidos de entre los diez y dos años. Fredy de dos, el más pequeño del grupo, se expresó inconforme con esa edad y con seguridad afirmó que tenía “mil”.
La casa consta de un cuarto con una cama y un espacio reducido que es utilizado como establo (que nadie limpia), para lavar los platos, tender la ropa y guardar las jaulas de unos escuálidos pollos. Toda el área es de tierra.
Juanito duerme sobre la cama, lo acompañan un centenar de moscas. Estefani las espanta de vez en vez, “lo pueden picar”, aseguró.
A la anciana, el niño no le preocupa tanto como la mula de la familia, “perdió las fuerzas”, dijo. El animal permanece quieto en medio de una montaña de estiércol, el principal origen de los insectos, mientras la mujer la observa. “Estamos tristes, va morir”, agregó.
En el año, la clínica médica Guatemala Sana, fundada en 2008 por el reconocido cardiólogo y ex vicepresidente de la República Rafael Espada, ha atendido 25 niños menores de cinco años con desnutrición aguda y utilizan el mismo método que con Juanito. “Pedimos el compromiso de las madres. Es la única forma de salvar a los niños”, aseguró Ortiz.
Más casos
El Centro de Salud del municipio, localizado en la pequeña plaza pública y cercano al mercado, ha registrado de enero a la fecha nueve casos de desnutrición aguda. En 2013, fueron 57.
En el lugar se observa un mapa que señala los sitios y la cantidad de niños con este cuadro clínico del municipio. “Está vigente porque hay menores que todavía no se han recuperado”, explicó Ana Victoria López, encargada del área de Vacunación y Desnutrición.
“Fue muy grave lo que pasó el año pasado y por eso el Centro de Salud fue abastecido con Vitacereal, vitaminas, prenatales y Alimento Terapéutico Listo para Consumir (ATLC)”, mencionó López.
Pero contar con los insumos no significa el fin del problema. “Hay niños todavía desnutridos y de los casos nuevos, siete son severos”, agregó. Los otros dos fueron referidos a Casa Jackson, una organización social de La Antigua Guatemala que atiende infantes menores de 11 años con desnutrición aguda.
“Nos pasa que las madres vienen con el niño grave, lo atendemos. Les tratamos de capacitar en planificación familiar, en higiene, pero lo que hablamos no lo ponen en práctica. ¿Qué hacemos entonces?, se cuestiona la trabajadora del Centro de Salud.
Esto ocurrió con la madre de Diego y Santos, de uno y dos año.
“El año pasado los atendimos por kwashiorkor (un grave cuadro clínico médico que incluye pérdida de masa muscular, diarrea, hinchazón y vientre abultado). Ella accedió a que se le administraran dosis de anticonceptivos, pero no terminó el tratamiento. Ahora está embarazada y los niños otra vez desnutridos”, aseguró.
El Centro de Salud entregó el expediente de los hermanos a la Procuraduría General de la Nación (PGN) para analizar lo sucedido.
“Pasa también que cuando queremos dar seguimiento a los casos y visitamos las casas, las mujeres mandan a los hijos a decir que no están y no nos dejan pasar”, indicó. Pero, ahora buscan al delegado de la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Sesan) para hacer las visitas. “Parece ser que como es hombre lo dejan entrar”, añadió López.
Priorizado
Santa María de Jesús es uno de los municipios priorizados en el Plan del Pacto Hambre Cero, por poseer una alta tasa de desnutrición crónica. La prevalencia de retardo en talla es del 56.7 por ciento, de esta, el 14 por ciento es severa.
La localidad carece de un establecimiento educativo público para atender a niños de entre dos y cinco años. La clínica médica Guatemala Sana abrió un espacio a 82 niños de esas edades, que hoy han ganado en peso y talla. “Se les proporciona una refacción nutritiva y los pesamos cada mes”, señaló Ortiz.
Asimismo, falta que el municipio ponga en práctica los componentes, Mejoramiento de los Ingresos de la Economía Familiar, Agua y Saneamiento y Hogares Saludables del Pacto Hambre Cero.
A nivel nacional, el Ministerio de Salud registró hasta julio 7 mil 477 casos de desnutrición aguda. La mayoría focalizados en Guatemala (969), Escuintla (884), Huehuetenango (486), Quetzaltenango (445) y Quiché (436). Sacatepéquez reportó 234.
Luis Enrique Monterroso, responsable de la Sesan, opinó que en el último año se efectuó un estudio antropológico y sociológico, con el propósito de analizar otras causantes de desnutrición aguda. “Hay factores como el machismo, el alcoholismo y el poco conocimiento sobre planificación familiar que impiden erradicar el problema”, indicó.
También señaló que falta un mayor involucramiento de alcaldes en el tema que permitan mejorar las condiciones sanitarias de los municipios. Asimismo, la falta de empleo es una condicionante que propicia este cuadro clínico.
Sin embargo, consideró que el problema sería mucho más serio sin los esfuerzos que se hacen desde el Pacto Hambre Cero. “El escenario sería mucho más dramático”, afirmó.
Reto
Para Jorge Lavarreda, investigador asociado del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), consideró que el reto del Gobierno es lograr implementar de manera integral y con cobertura los distintos componentes del Plan del Pacto Hambre Cero, con el propósito de atacar las causas inmediatas de la desnutrición crónica, así como las básicas y las estructurales que incluyen cambio de hábitos y costumbres de los pobladores.
Mencionó también la necesidad de una detección temprana de los casos y el trabajo conjunto de las instituciones del Estado con las municipales.
Q5.4 Millardos son los recursos que dispone el Gobierno en 2014 para implementar las acciones del plan del Pacto Hambre Cero.}
Publicado el 17 de julio de 2014 en www.elperiodico.com.gt por Claudia Méndez Villaseñor http://www.elperiodico.com.gt/es/20140717/pais/250996/
No Responses