Oportunidades urgentes para los jóvenes

Las estadísticas indican que 2 millones de jóvenes, entre los 15 y los 24 años, no concluyeron sus estudios a nivel del ciclo básico de la secundaria. Muchos de ellos no completaron la primaria, por lo que carecen de las competencias, habilidades y destrezas necesarias para la vida y para desempeñarse en el ámbito productivo. Si nos enfocamos en la región del Altiplano occidental, que es el área donde más migración hacia Estados Unidos se produce, allí hay 750 mil jóvenes que no completaron su educación y que además, carecen de oportunidades de empleo, porque no hay suficiente generación de inversión ni, por tanto, demanda de empleados.

Gobierno tras gobierno vemos la promesa de generar muchos miles de empleos. El expresidente Colom hablaba de 700 mil empleos; sin embargo, no se concretó dicho objetivo. Lo que pocas veces se analiza es todo lo que implica formar una empresa o un negocio y lograr generar empleos para otras personas. En primer lugar, se necesita tener las condiciones o clima adecuado para generar confianza y atraer inversiones. Además, se requiere infraestructura básica como carreteras, puertos, energía eléctrica disponible y a costo razonable, servicios de telecomunicaciones y conectividad.

Otro factor que es analizado por los empresarios cuando buscan donde ubicarse es el recurso humano disponible para colaborar en los procesos productivos de distinta índole y evalúan si cuentan con la formación necesaria. Muchos jóvenes no están debidamente preparados para asumir una labor productiva. El Intecap y otros centros de capacitación cumplen un rol, pero conjuntamente, no atienden sino al 15 por ciento de la fuerza laboral.

Necesitamos promover urgentemente y de forma activa la inversión y, especialmente en el área rural, para generar esos empleos que permitan a muchos jóvenes mejorar sus expectativas de un mejor futuro. La Ley de Promoción de Inversiones y Empleo está siendo discutida en el Congreso por artículos. Esta representa una oportunidad de preservar inversiones y empleos que surgieron amparados por el Decreto 29-89 hace ya más de dos décadas. Además, motivará nuevas inversiones que son imprescindibles para que se creen oportunidades para muchos de estos jóvenes que hoy día solo ven un futuro emigrando al Norte.

Dicha ley no será el remedio a muchos problemas que enfrentamos en el interior, como la inseguridad, la carencia de servicios de salud, la desnutrición crónica, pero sí puede contribuir a sentar las bases para una mayor generación de empleos. Además, paralelamente, es importante concluir la reforma de la secundaria, buscando que las carreras de diversificado respondan al potencial productivo de cada región. Se ha cambiado la formación inicial para ser maestro, ahora deberá estudiarse un bachillerato y luego continuar el profesorado en la universidad. Pero, para todos aquellos jóvenes que no tienen vocación magisterial, es urgente poder acceder a carreras que estén vinculadas con la realidad productiva y económica de su localidad.

Hay mucho por hacer para resolver el problema migratorio, pero lo primero es crear las condiciones para tener mayor inversión y creación de empleos en las áreas rurales. Y, complementar con educación de calidad, fortalecer el área de emprendimiento en los centros educativos y ampliar los programas de formación para el trabajo. No hay tiempo que perder.