Sol, playas y desarrollo

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ALFRED KALTSCHMITT

En ese andar de un lado al otro, vagando según los encantos del momento, conocimos a diversos emprendedores isleños que hicieron nuestra estadía placentera, satisfaciendo todas nuestras necesidades. La red de pequeños y medianas empresas, MiPyMe —acrónimo de “micro, pequeña, y mediana empresa”—; como agentes de cambio con lógicas, culturas, intereses y un espíritu emprendedor, son los que sostienen el turismo y la economía de Roatán.

Desde el dueño del microbús que estuvo siempre a un timbrazo de distancia, la dueña de un pequeño restaurante sirviéndonos café de calidad mundial, hasta el propietario de un catamarán para pasear turistas. Todos sostienen la economía de la isla y gozan de un estándar de vida mucho más alto que el promedio hondureño. Pero se quejan…

Enfrentan el mismo problema recurrente de los países subdesarrollados: la centralización. Ese nefasto e ineficiente régimen administrativo que integra a todos los órganos gubernamentales en un vínculo de dependencia absurda. Sin autonomía orgánica. Empleados y administradores ajenos a la visión local, tomando decisiones desde un escritorio a cientos de kilómetros de distancia.

Los impuestos no permanecen en la isla. Los costes de educación, infraestructura e inversión estratégicos se quedan a la zaga, muy atrás de la inercia del potencial de desarrollo. “Preferiríamos ser autónomos para poder resolver los problemas que enfrentamos” —nos comenta el dueño del microbús—. Lo ratifica el alcalde de la isla en las declaraciones que aparecen publicadas en un pequeño periódico de distribución gratuita. “Vienen dos cruceros por semana que desembarcan hasta tres mil personas con demandas muy concretas. Tenemos que aprovechar ese potencial”. Argumenta.

Hace algún tiempo escribí sobre las “Regiones de Desarrollo Especial” o “Ciudades Libres” con un alto nivel de autonomía y un sistema político propio, tanto a nivel judicial, económico como administrativo.

Esto sería perfecto para Roatán. ¿Acaso no también para algunos departamentos de Guatemala? Un sistema de legislación y gobernabilidad dejando que comunidades de emprendedores establezcan sus propios sistemas político administrativos? ¿Lugares en donde la política no estuviese atrás de la tecnología y el desarrollo, sino caminando a la par?

Imaginemos ciudades o municipios en donde “todo” funciona bien: Seguridad, infraestructura, servicios públicos, justicia, facilidades y apoyo a los proyectos de emprendimiento, atracción de inversiones y generación de riquezas. En tal sistema habría una migración de ciudadanía deseosa de ingresar libremente e integrarse para beneficiarse de las bondades de su sistema.

En Guatemala tenemos oportunidades inéditas en materia de turismo: Playas, arqueología, cultura, ecoaventura, bellezas naturales, pero como decía un empresario del turismo hace poco, “el miedo a la inseguridad nos quita el 50 por ciento; la falta de infraestructura, otro 20 por ciento, y lo que queda lo desaprovechamos por no tener una política de desarrollo de turismo de largo plazo.

Salimos de un bullicioso aeropuerto en El Salvador. Miles de personas deambulando. Aviones entrando y saliendo. Todo un hub en plena actividad. Aterrizamos en el aeropuerto La Aurora. Desértico, desaprovechado. Aún no aprendemos la lección.

 Publicado el 08 de julio de 2014 en www.prensalibre.com
http://www.prensalibre.com/opinion/Sol-playas-desarrollo_0_1171082899.html

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