Golazo del TSE

La campaña requiere orden.
 
El Tribunal Supremo Electoral sacudió el cotarro político este viernes cuando suspendió a 11 partidos políticos, entre ellos el oficial y los principales opositores, por hacer propaganda anticipada.

 

Las redes sociales no cabían de felicidad. “Mis respetos al Tribunal Supremo Electoral”, clamaba el constitucionalista especialista en temas electorales Alejandro Balsells, a quien le hacían coro una pléyade de analistas de todo el espectro ideológico.

El TSE recibió aplausos porque desde hace mucho esperábamos de los magistrados ese tipo de gesto, cargado de firmeza y autoridad, para obligar a los partidos políticos y sus candidatos a respetar la ley.

La última campaña presidencial fue excepcionalmente cara: más onerosa aún que campañas europeas. Esto resulta un despropósito gigantesco, pues los gastos en los que incurren los políticos durante los comicios los pagamos luego los contribuyentes, en sobreprecios, malversaciones y fraudes.

Los padrinos políticos de los candidatos firman los cheques de la campaña, pero luego se cobran con creces metiendo la mano en los contratos del Estado y traficando influencias. Esto ha generado un círculo vicioso no solo impagable sino peligroso. Por obra y gracia del financiamiento de las campañas políticas, tenemos a las mafias encaramadas en las barbas del gobierno.

Las “alegres elecciones” que llevaron al Partido Patriota al poder iniciaron poco más de seis meses antes del banderazo legal. Las que deberán decidirse en las urnas en 2015 ya van viento en popa y si no fuera por este pitazo del TSE, al nada más terminar el Mundial –en una semana– podrían desbocarse.

El riesgo no es solamente ahogarnos a los guatemaltecos en un tsunami político de aguas negras, sino elevar aún más los costos de la campaña con el consiguiente incremento de daños colaterales arriba expuestos.

De ahí que el gesto del TSE sea positivo. De hecho demasiado positivo, demasiado señero como para ser inocente, ¿no creen?

Tal vez sea el escepticismo natural al periodismo, pero después de mi entusiasmo inicial por la medida del TSE inmediatamente me asaltaron las dudas, sobre todo luego de hablar con algunos políticos y ver que estaban tranquilos y hasta satisfechos y con ganas de “colaborar”. ¿Sospechoso, no creen?

Para algunos partidos y candidatos, especialmente para quienes encabezan “la carrera” electoral, una “pausa” puede resultar beneficiosa en estos momentos. A Alejandro Sinibaldi, por ejemplo, le podría dar un poco más de tiempo de aire en el Ministerio de Comunicaciones, un señalamiento, por cierto, que está en el TSE y que no se ha resuelto aún.

Para el candidato de Lider, Manuel Baldizón, quien está en primer lugar de la mayoría de encuestas, también es buena noticia que se le ponga freno a la campaña. Eso sí, sabemos que Baldizón no tiene influencia directa en los magistrados del TSE que recién tomaron posesión.

Para los demás, la medida no es tan evidente. De ahí, por ejemplo, que la dirigente de la UNE, Sandra Torres, elevara su protesta. “Es injusto”, dice, “que se les meta a todos en la misma canasta”. Si los de la UNE salen perjudicados, no digamos los partidos pequeños, los auténticos zagueros.

El TSE tendrá que ampliar su declaración a partir de mañana: definir qué se considerará “actividad política” y qué “propaganda” y establecer, de forma meridiana, cuáles son los límites.

Una campaña prolongada y onerosa es dañina para el país. Eso está claro. Que se necesita orden, también. Pero que las normas deben aplicarse parejo para todos es un requisito de justicia y de equidad democrática.

Si para allá vamos, demostrando auténtica independencia, qué bien. Si no…. más temprano que tarde el camino se torcerá.

Publicado el 07 de julio de 2014 en www.elperiodico.com.gt por Dina Fernández 
http://www.elperiodico.com.gt/es/20140707/opinion/250370/

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