SAT: ¿ Reforma o chapuz?

HUGO MAUL R.

Las circunstancias económicas no han cambiado tanto en tan poco tiempo.
 
“La política fiscal del país no está descalabrada” (Prensa Libre 9/mayo/2014). De esta forma respondía el entonces viceministro de Finanzas, Dorval Carías, ante los cuestionamientos públicos en torno al incumplimiento de las metas de recaudación y el debilitamiento institucional de la SAT. En menos de dos meses todo cambió; ahora hasta el Presidente habla de la necesidad de una “reingeniería y una reinvención de la SAT para tener la capacidad de cobrar los impuestos como debe de ser” (El Periódico 27/junio/2014). ¡Qué rápido cambiaron las circunstancias o qué rápido cambiaron de opinión! Resulta poco creíble que el actual Ministro de finanzas no estuviera enterado de la real situación de la SAT dos meses atrás. De ser así, esto mostraría la falta de coordinación entre la autoridad tributaria y el Ejecutivo, o bien, una actitud pasiva por parte de las autoridades que prefieren hacerse de la “vista gorda” antes que entrarle a los más graves problemas que afectan a la SAT. De esa cuenta, sería válido inferir que el gobierno de turno no tiene la menor idea de los problemas que afectan a la SAT y hasta hace unas semanas empezaron a tomar conciencia de los mismos. “Tantito peor”, como dicen en México.

 

Tampoco sería válido argumentar que Carías estaba en lo correcto hace dos meses y que ahora la razón la tiene el Presidente, las circunstancias económicas no han cambiado tanto en tan poco tiempo para justificar un giro tan radical en la posición oficial. Adicionalmente, los problemas que sufre la SAT no empezaron dos meses atrás, muchos de ellos tienen años de existir sin que se haga nada al respecto. Es difícil saber con exactitud la magnitud de los problemas dentro de la SAT, salvo que las metas de recaudación no se están alcanzando; que existen graves problemas de recaudación con el IVA sobre importaciones; que la problemática aduanera no se ha resuelto; y, que la Actualización Tributaria no ha sido una reforma exitosa. A lo que hay que sumar el visible interés que muchos grupos de poder tienen en el control de la institución. Elementos que se conjugan de manera negativa para crear un escenario poco propicio para la reforma que propone el Presidente.

En medio de estas circunstancias, una “reinvención de la SAT” demandaría al gobierno actual unos niveles de credibilidad, imparcialidad, transparencia, independencia y respaldo técnico que no necesariamente tiene en este momento. Elementos sin los cuales cualquier intento de reforma de esta magnitud tendría altas probabilidades de fracasar. Más que actuar de manera precipitada y tratar de resolver un problema urgente con medidas aisladas y casuísticas, sería importante iniciar un profundo proceso de reforma aunque tome más tiempo. Mientras tanto, correspondería al Ejecutivo “amarrarse el cincho” y gastar en función de lo que de verdad se puede recaudar. Ya luego, cuando la reforma se haya completado, será otro el escenario y otra la discusión respecto de la sostenibilidad de las finanza públicas.

 
Publicado el 01 de julio de 2014 en  www.elperiodico.com.gt 
http://www.elperiodico.com.gt/es/20140701/opinion/250076/

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