Educación estatal: una camisa de fuerza

Ramón Parellada

Sigo pensando que la injerencia estatal en educación es nefasta aquí y en cualquier país del mundo. Y no me refiero solo a nivel primario sino a todo nivel, incluyendo el secundario y el universitario. Me enfocaré hoy en la educación primaria y secundaria.

Considero que la injerencia en la educación de nuestros niños y jóvenes es una camisa de fuerza que te fuerza a aprender de una sola manera, te destruye toda creatividad, te obliga a seguir programas que otros más iluminados han decidido que te convienen, que dichos programas responden más a intereses políticos, sindicalistas y nacionalistas logrando así una indoctrinación social.

Esta injerencia afecta no solo a las escuelas y colegios públicos sino también a los privados, dado que existe una regulación centralizada a través del Ministerio de Educación de cada país. Programas centralizados son exigidos a todo nivel. Menos mal que a pesar de esta intromisión en la vida privada de los padres de familia que deben ser y son los responsables por la educación de sus hijos, muchos colegios privados han podido avanzar superando estas regulaciones dejando como un contenido mínimo los programas estatales. Estas regulaciones y contenido mínimos obligados desvían los escasos recursos y el valiosísimo tiempo de los estudiantes y profesores hacia una educación que al final no sirve para la vida.

Los defensores de la educación estatal y además gratuita son muchísimos. Tal vez la mayoría. La razón principal es la búsqueda de la equidad. Tal como lo comentaba el profesor James Tooley, experto en investigaciones de temas de educación privada en países pobres, que todos los niños independientemente de su situación económica puedan tener una educación de alta calidad. Esta forma de pensar no es antigua. Karl Marx lo dejó plasmado en su Manifiesto Comunista cuando decía que la educación de todos los niños a partir de que ya no necesitan los cuidados de la madre debe darse en instituciones estatales a costa del Estado.

El error de este pensamiento es que ignoran que la educación privada es más barata que la estatal y además es de más alta calidad. Tooley estudió la educación privada en algunos países pobres y encontró que había educación de muy bajo costo cuyos resultados eran superiores a los de la educación estatal. Estas escuelas privadas estaban creciendo en popularidad y cada vez tenían más demanda por parte de los padres de familia, pero los gobiernos y los ministerios de educación se encargaban de frenarlas al no reconocerlas como válidas y por consiguiente frenar su crecimiento.

Algunos padres de familia, sin embargo, preferían a pesar de ello, mandar a sus hijos a estas escuelas privadas, en las que tenían que pagar una cuota pequeña sabiendo que no habría título legal cuando se graduaran porque sus hijos aprendía más y mejor. Los profesores siempre llegaban, eran puntuales, enseñaban a leer y entender lo que leían además de matemáticas y cuando se compararon los exámenes entre los colegios privados de bajo costo y las escuelas públicas, los primeros tuvieron mejores resultados. El resultado de esta investigación hecha por el profesor Tooley y Pauline Dixon se pueden ver en el librito “La Educación Privada es Beneficiosa para Los Pobres”.

He escrito varios artículos sobre el tema de la educación y siempre aparece la misma crítica, el de la igualdad de oportunidades, el de la equidad y quienes critican ignoran lo beneficioso de la educación privada a nivel de los más pobres. ¿Por qué? Dado que ya existe un sistema estatal de educación debería dejarse a los padres de familia y los colegios privados funcionar libremente sin ninguna injerencia. ¿Por qué no?

 Publicado el 05 de junio de 2014 en www.s21.com.gt por 
http://www.s21.com.gt/hacia-libertad/2014/06/05/educacion-estatal-una-camisa-fuerza

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