JORGE JACOBS
Sea o no un globito, el énfasis puesto durante los días recientes sobre la posibilidad de extender el mandato del presidente es completamente absurdo, aparte de inconstitucional. Aunque al presidente le moleste la discusión y oposición que generó, la que despectivamente calificó de circo y payasadas, es importante que seamos conscientes de la seriedad del asunto, ya que podría volcar incluso en un golpe de Estado.
Las mieles del poder son muy tentadoras. De ahí que cuando alguien las experimenta quisiera seguir con ellas por toda la eternidad. Pero el poder no es la única fuente de atracción. También lo es, y en la mayoría de ocasiones mucho más, el acceso que este da a las arcas abiertas de los miles de millones de quetzales anuales que los funcionarios tienen a su disposición. De ahí que no nos debe extrañar que desde el presidente hasta el alcalde del municipio más pequeño, pasando por ministros, directores, diputados y gobernadores, se les haga agua la boca de acariciar estar más tiempo en sus puestos disfrutando de las mieles y los dineros.
Por eso la propuesta de ampliación del período de cuatro a seis años es tan llamativa para los politiqueros. Por supuesto, tendrán un cincuenta por ciento más de tiempo para aprovecharse del dinero de los tributarios. Su “inversión” en la campaña automáticamente se vuelve mucho más rentable porque tendrán más tiempo para “recuperarla”.
No nos engañemos. La experiencia reciente nos indica que la mayoría —dejamos el margen para algunos pocos que quizás se salven— de gente que busca llegar a un puesto de elección popular, o mejor aún, a un puesto donde tenga acceso al dinero de los tributarios sin tener que pasar por una elección, lo único que busca es pasar a mejor vida, es decir, robarles dinero a los tributarios para acumular fortuna propia.
Por supuesto que todos utilizan la pantalla de que están muy preocupados por los pobres y el “bien común”. Se rasgan las vestiduras ante las desgracias y desventuras ajenas, prometiendo resolverlas cuando estén en el poder. Y probablemente algunos hasta harán algo para aparentar cumplir sus promesas, pero no sin sacarle raja al asunto para que una buena parte del dinero quede en sus cuentas. ¿Y para eso los queremos dos años más? ¡No, gracias! Mientras menos tiempo tengan acceso a las arcas abiertas, mejor.
Alguien me argumentaba que en el caso de que llegara alguna persona con verdaderas buenas intenciones quizá sí se justificaría que tuviese más tiempo para llevar a cabo sus planes. Yo le pregunté si me podía dar algún ejemplo desde que se estableció la actual Constitución de algún presidente con el que estaríamos mejor si hubiese estado seis años. Rápidamente me dio la razón.
En todo caso, en las actuales circunstancias constitucionales, la única forma de que los actuales mandatarios puedan prolongar su mandato sería dando un golpe de Estado. ¿Es ese el gol que nos quieren meter? Por aquello de las dudas, hay que mantener un ojo atento en la espalda mientras estemos viendo los partidos del Mundial.
Publicado el 05 de junio de 2014 en www.prensalibre.com http://www.prensalibre.com/opinion/Golperez_0_1151284885.html
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