Pestilencia en el IGSS

La asociación de la pestilencia al Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), sin duda habrá de suponer que me refiero metafóricamente a la corrupción que estremece los cimientos de esa institución, que ahora está sometida a la expoliación de politiqueros cuyo único interés reside en enriquecerse de los malos manejos que les permite el sistema. Sin embargo, me refiero a la real y penosa circunstancia de suciedad y ausencia de higiene que es evidente y patética en los servicios sanitarios de todas las unidades del IGSS en la capital, y supongo que si ese descuido ocurre en un área cercana al “control” de las autoridades, la situación ha de ser peor en la provincia.

En la anterior administración, los sanitarios lucían limpios y olorosos, pero ahora su abandono hace recomendable no utilizarlos, pues se corre el riesgo de adquirir enfermedades adicionales a las que los afiliados acudimos a exponer, en colas interminables matizadas de largas esperas, en espacios reducidos y sin sillas, y sometidos al trato vejatorio de oficinistas, paramédicos y médicos que confundieron la profesión, pues su vocación, con escasísimas y honrosas excepciones, es de cuarteleros o carniceros.

Es conveniente y necesario que instituciones que velan por el respeto a la dignidad de las personas, como la Procuraduría de los Derechos Humanos, realicen una inspección a esos focos nauseabundos, a fin de constatar su estado cloacal, con el propósito de contrarrestar las aclaraciones oficiosas de relacionistas a quienes no les importa mentir para conservar su trabajo y proteger a los responsables de que el Seguro Social atraviese hoy por una de las crisis más acentuadas de su historia.

La gestión presidida por el patriotero —por su pertenencia al Partido Patriota— Juan de Dios Rodríguez ya está marcada como la más desastrosa de todas, y esto no tiene que ver con conveniencias partidistas, clasistas o ideológicas, porque existe una realidad irrefutable de deficiencias y corruptelas que ponen en entredicho al actual gobierno, porque sus maniobras, a cual ilegales o inmorales, permitieron la entronización de aquel personaje en la Presidencia del IGSS.

Es esa misma ineptitud la que impide que se brinde un trato humano a los afiliados, en especial a los de la tercera edad; que se considere a quienes demandan servicios como personas con derechos adquiridos y no como pordioseros; que haya medicamentos de calidad; que los médicos ofrezcan atención cortés, respetuosa y personalizada, y que las citas no se programen con tanto tiempo de por medio, para evitar que pacientes con enfermedades graves se mueran mientras esperan a ser atendidos.

En fin, esta es la herencia que dejarán Rodríguez y el Partido Patriota a los guatemaltecos. Y lo peor es que nos quieren convencer de que la burocracia del IGSS es un dechado de virtudes.

Publicado el 10 de abril de 2014 en www.prensalibre.com por Juan Fernando Paredes
http://www.prensalibre.com/opinion/Pestilencia-IGSS_0_1117688247.html

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