A César, lo que es de César

 

Ricardo Méndez Ruiz

Extraños gestos de agradecimiento típicos de un cantante pop.
 
Los comunistas trataron de tomar el Poder Ejecutivo por las armas, y fracasaron; luego trataron de tomar el Poder Legislativo con los votos, y también fracasaron; entonces trataron de tomar el Poder Judicial infiltrando a sus operadores, y lo lograron. La evidencia está en la sentencia por un genocidio que jamás ocurrió. 

En su columna del domingo pasado en elPeriódico, Edelberto Torres Rivas –quien militó en el PGT bajo el seudónimo de Álvaro–, desnuda con desparpajo el juicio por genocidio cuando afirma que “la gran prensa (y la pequeña aún más), los organismos internacionales y numerosos países democráticos influyeron y ahora celebran lo que ocurre en Guatemala”. Vaya desvergüenza de quien alguna vez peleó porque en Guatemala se instaurara un régimen comunista.

Indignan los comentarios del comandante Álvaro, pero no sorprenden.

El principal responsable en caso de que la sentencia por genocidio se anule y por lo tanto también de la derrota que esto significaría para los marxistas en los tribunales, es el magistrado César Barrientos Pellecer, por haber escogido a Jazmín Barrios para llevar a cabo el proceso contra los generales Ríos Montt y Rodríguez Sánchez.

Si Barrientos hubiera pensado mejor, habría elegido a un juez que, al igual que Barrios, le fuera fiel, pero con la personalidad histriónica de la cual la jueza carece. Así, la historia ahora sería distinta, pues se habría vestido el proceso con un disfraz de legitimidad e imparcialidad que habría hecho difícil que quienes lo criticamos lo pudiéramos calificar como lo que fue: un juicio político.

Extraños gestos de agradecimiento típicos de un cantante pop al público que la vitoreaba, y un sospechoso e imprudente desayuno en un céntrico hotel no hicieron más que abonar a los argumentos de la defensa ante la Corte de Constitucionalidad, por un juicio a todas luces ilegal debido a la evidente parcialidad de la juzgadora, además de la conducta de los otros jueces de sentencia, porque tanto el juez Xitumul como la jueza Bustamante no hicieron más que acto de presencia a lo largo de todo el juicio lo cual, por supuesto, no los libra de responsabilidad.

Así que, a César lo que es de César: muchos oenegeros harán fila para darle un coscorrón por un evidente error de cálculo al magistrado Barrientos Pellecer.

Publicacido el 25 de mayo del 2013 en www.elperidico.com.gt 
http://elperiodico.com.gt/es/20130521/opinion/228552

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