La estrategia populista

La manzana de la protesta social criminal está desnuda. Deberíamos estar preocupados. El Comité de Desarrollo Campesino (Codeca) causa una pérdida de 250 millones de quetzales de energía al año; es decir, casi 21 millones de quetzales mensuales. Más del 15 por ciento del millón y medio de usuarios de Energuate —o sea la bicoca de 225 mil personas— le pagan mensualmente Q30 a Codeca. A cambio pueden consumir libremente el fluido eléctrico que deseen y la promesa de “protegerlos” a la hora de los reclamos por la vía penal, y hasta evitar capturas

por estas acciones ilícitas. Pueden fortalecer y controlar movimientos populistas de choque como Frena, el FLN y CNOC. Apagar voces disidentes y financiar protestas sociales manipuladas, como la que se dio hace un par de semanas en la ciudad capital. Entre las consignas: “Nacionalizar la energía eléctrica”, “No al Plan de Expansión de Transmisión Eléctrica (PET)” y “No a la Hidroeléctricas”. (¿?)

Poseen una infraestructura de control en cada municipio donde operan. La Policía Nacional Civil, los alcaldes y hasta los jueces están cooptados. Todos temen represalias y por esa razón, de las más de 600 denuncias interpuestas por la empresa distribuidora, solo unas cuantas han prosperado.

Codeca ha sabido capitalizar la enorme insatisfacción de los usuarios del interior que pagan más por el alumbrado público que por el fluido que consumen. El descontento viene de años atrás, debido a las arbitrariedades inherentes en el artículo 68 del Código Municipal, el cual permite el cobro de servicios ajenos al coste de la energía eléctrica.

Las municipalidades no solo cobran el coste del bombeo de agua potable, además de los arbitrios correspondientes, sino también por la irresponsabilidad de no reemplazar el sistema de alumbrado público, de las ineficientes bombillas incandescentes, por otras que podrían ahorrar hasta tres veces el consumo.

Pero la realidad es que la mayoría de los habitantes no vive en los cascos urbanos del municipio, sino en las periferias y lejanos caseríos. En esos lugares no hay alumbrado público. Tampoco agua municipal. La mayoría de aldeas se organizan para traer agua de lejanos manantiales. O sea, viéndolo bien, tienen razón de estar como la gran patria.

Es de este descontento que Codeca descubre la mina de oro. Les fue fácil organizar cuadrillas de adeptos para convencer a los usuarios —que pagarles a ellos Q30 mensuales con consumo ilimitado y sin represalias penales— era más barato y obviamente más conveniente a sus intereses. Muchos artesanos y microempresarios están incorporados al sistema pirata. De ese nicho es que derivan su capital político y económico.

Su potencial desestabilizador es preocupante. Pueden movilizar a miles de personas cooptadas por Codeca-FLN-Frena-CNOC para bloquear carreteras, llevar a cabo actos vandálicos, secuestro de funcionarios públicos y trabajadores de la empresa distribuidora —como ha sucedido varias veces—, o llevar a cabo masivas movilizaciones, que aunque a veces no sean tan masivas, hacen bulto, generan ingobernabilidad y se prestan para oscuras estrategias de desestabilización.

Codeca recibe 81 millones de quetzales anuales. Es un chorro de plata con potencial muy alto para incursionar también en la política local apoyando económicamente —y con su poder de convocatoria— a “sus alcaldes” y hasta a algún partido inescrupuloso deseoso de capitalizar ese voto dirigido.

Como se ha dicho tantas veces: “El peor mensaje que se le puede dar a la ciudadanía es que el crimen paga porque el imperio y el poder coercitivo de la ley no se aplica. Desde hace más de ocho años esta situación se ha enfrentado con una descomunal apatía porque el problema es complejo y políticamente incómodo: Alaska, Barillas, Cobán…

La fórmula de todas las sociedades avanzadas sigue vigente: diálogo, negociación, zanahoria, garrote.

Publicado el 11 de marzo de 2014 en www.prensalibre.com por Alfred Kaltschmitt 
http://www.prensalibre.com/opinion/estrategia-populista_0_1099690054.html

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