Terreno de disputas

El proceso de elección del próximo fiscal general comienza a calentarse. Aun cuando al momento de escribir esta columna no se ha presentado ningún candidato a entregar la documentación del caso, varios profesionales del Derecho se encaminan a apuntarse oficialmente en la contienda. La especulación ha quedado atrás, ahora los nombres que desfilan responden a intereses variopintos. Queda claro que el Ministerio Público (MP) encarna un especial atractivo. Nombres como el de Moisés Galindo, Conrado Reyes, Danilo Roca,

entre otros, indican que el riesgo de querer ver el proceso desde el ángulo de la polarización puede ser mayor al deseable debate sobre cómo fortalecer el quehacer de la institución.

Así como es caso impensable que un candidato a cargo de elección popular —presidencia, diputaciones, concejos municipales— participe sin contar con padrinos ni el capital mínimo necesario, en el caso del MP quienes se apunten responden, en su mayoría, a un limitado menú de intencionalidades: los neutralizadores, aquellos que quieren dejar sin efecto procesos que ha implementado el actual equipo; los vengadores o emboscadores, que se interesan por acometer la persecución penal contra supuestos “terroristas” que invaden porciones importantes de la supuesta estabilidad del poder; los bloqueadores, aquellos que pretenden llegar al mando de la institución con consignas de limitar los alcances de la institución.

En este grupo aparecerán los que se ofrezcan a defender las causas de los políticos de primer fila; los embaucadores, que ofrecen el oro y el moro a cambio de crear redes de informantes; los profesionales, quienes creen que por laborar en la institución lo saben todo, ofrecen mejoras por doquier; los achimeros, que llevan una gama de artilugios para ofrecerlos al mejor postor; y por supuesto, los que se apuntan a todo por si en medio de los señalamientos logran colarse en la lista corta.

Lo preocupante del anuncio está en que los nombres que comienzan a aparecer no parecen tener agendas propias. Se apuntan bajo la sombra de ser operadores de otros, por lo que al no actuar con voz propia transgreden el desafío central de los procesos en juego a lo largo del año: marcar distancia de intereses y contribuir a la independencia judicial. Sin ese ingrediente vital, las otras intenciones sobran.

Ante tal escenario, ¿qué hará la Comisión de Postulación para combinar la aplicación de herramientas formales con la evaluación de la idoneidad? La falta de variedad es otro factor que preocupa. La heterogeneidad de experiencias, criterios, personalidades e intereses favorecería un proceso competitivo, pero si la balanza se inclina hacia profesionales con similares rasgos, experiencias e intencionalidades, la dinámica se dificulta y se reducen las posibilidades para contar con un buen fiscal general que asegure el cumplimiento de las finalidades del MP. De allí que la postuladora deba usar la mejor selección de herramientas que permitan auscultar cada uno de los candidatos, incluida la aplicación de una entrevista a profundidad.

Publicado el 06 de marzo de 2014 en www.prensalibre.com por Renzo Lautaro Rosal
http://www.prensalibre.com/opinion/Terreno-disputas_0_1096690387.html

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