No debiera ser debate semántico

No deja de ser un tremendo absurdo que en Guatemala, donde estamos tan afectados por la ausencia de valores en el desempeño de las funciones públicas, el asunto de la “reconocida honorabilidad” se convierta en un estéril debate semántico en el que se discute si se puede o no medir y calificar la honorabilidad de una persona. Aparte de que es un requisito constitucional para ocupar algunos cargos, la debacle provocada por la corrupción y el tráfico de influencias obliga a que nuestra sociedad centre su camino en la búsqueda de gente honorable que pueda dirigir el rescate de la institucionalidad del Estado.

La semana pasada me envió un correo el Rector de la Universidad del Valle, el licenciado Roberto Moreno Godoy, primo hermano mío y a quien conozco por tanto desde que nació y puedo dar fe de que es un profesional formado en un hogar en el que prevalecieron siempre los sólidos principios éticos y morales. Roberto fungió como secretario de la Comisión de Postulación para el Tribunal Supremo Electoral y se refiere en su correo a las inquietudes del común amigo Alfonso Carrillo Marroquín, cuyos planteamientos he venido comentando. Por cierto, Roberto me da el “link” en donde puede consultarse completo el importante documento que Alfonso envió a la comisión. Está en http://old.congreso.gob.gt/com_post2014/postulacion2014.asp en el apartado que dice “nota del Licenciado Alfonso Carrillo.

Pero en el acta de la sesión en la que se trató el tema de la honorabilidad, Roberto dejó sentado que “comparte los criterios vertidos en algunas propuestas recibidas en esta Comisión, en cuanto a la reconocida honorabilidad; indicando que a su juicio, el mandato constitucional dado a los comisionados es evaluar la reconocida honorabilidad de los candidatos y alguien que goza de este reconocimiento es una apersona que es digna de ser respetada, enaltecida o premiada por sus méritos y acciones de vida. Continúa manifestado el licenciado Roberto Moreno Godoy que sin embargo, corresponde a los candidatos probar los elementos necesarios para que la Comisión de Postulación determine si gozan o no de reconocida honorabilidad. Además, expuso que, a su juicio, para determinar el cumplimiento del requisito de la reconocida honorabilidad no es suficiente con la revisión de los señalamientos recibidos y de las pruebas de descargo presentadas por los candidatos, sino que la comisión debiese analizar cuidadosamente los actos y las acciones de vida del aspirante, averiguar si el candidato es digno de ser respetado, enaltecido o premiado por sus acciones de vida y constatar si el candidato ha comprobado que su honorabilidad es reconocida.”

El Rector de la Usac intervino para rebatir diciendo que no es lo mismo fama que honorabilidad, tema que no estaba en discusión. Porque la fama, cuando es buena, constituye el elemento de reconocimiento, pero no de honorabilidad en sí.

El asunto es que sobre este tema hay que debatir intensamente porque se aproximan otros procesos de postulación y el requisito subsiste, es invariable, como lo es, hasta ahora, la indiferencia de la sociedad ante una cuestión fundamental para el futuro del país. Debatir la honorabilidad tendría que ser tarea de todos los ciudadanos porque sin ese elemento, miren el rumbo que lleva la Patria.

Publicado el 26 de febrero de 2014 enwww.lahora.com.gt  por Oscar Clemente Marroquín
http://www.lahora.com.gt/index.php/opinion/opinion/columnas/191877-no-debiera-ser-debate-semantico

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