Hugo Maul R.
Es casi imposible escapar a la inercia de la mediocridad económica.El 2013 no fue un mal año, pero tampoco fue uno bueno. ¿Qué puede esperarse del 2014? Más de lo mismo es lo más probable. Es decir, una economía que crece por debajo del cuatro por ciento; una tasa de inflación cercana al cinco por ciento; un tipo de cambio fluctuante alrededor de los Q8 por US$1; la inversión extranjera rondando el millardo de dólares; las remesas en torno a los US$5 millardos; las tasas de interés estables alrededor de los valores de 2013; el déficit fiscal alrededor del dos por ciento del PIB; la deuda pública aumentando; la recaudación tributaria mejorando muy levemente; la informalidad y el subempleo aumentando; los niveles de pobreza deteriorándose un poco más respecto del 2013, etcétera. Por donde se vea, no existe evidencia alguna que permita pensar que el 2014 será muy diferente respecto del 2013. En ausencia de una estrategia de desarrollo definida no hay mucho más que pueda decirse respecto de este año que hoy inicia.
Para bien o para mal, la inercia económica en Guatemala es tan potente que no puede esperarse nada distinto respecto del 2013. Salvo, claro está, siempre y cuando el Gobierno de turno no cometa costosos errores que echen por la borda la poca credibilidad y reputación que todavía gozan algunas instituciones y políticas públicas. De la misma forma, salvo que existiera un plan de desarrollo debidamente definido, con políticas y acciones concretas; plazos y resultados esperados; atribuciones y responsables claramente definidos; necesidades y fuentes de financiamiento; identificación de riesgos y estrategias para su mitigación; proyectos estratégicos debidamente planificados, y, por sobre todo, con un norte perfectamente definido y un conjunto de principios rectores no negociables, es casi imposible escapar a la inercia de la mediocridad en el desempeño económico.
Desde esa perspectiva resulta muy difícil pensar que la economía podrá escapar a dicha inercia durante el 2014. Sobre todo si toma en cuenta que con acciones aisladas, fragmentadas, poco planificadas, incoherentes entre sí y con poca, o ninguna, consistencia con un objetivo bien determinado es imposible escapar a tan fuerte tendencia de escaso crecimiento económico y poca efectividad del sistema económico. Más aún si a esto se unen factores como la caída en los precios de importantes productos de exportación; los efectos negativos de plagas y desastres naturales; los cada vez más fuertes de la reforma tributaria, que cobra casi toda su vigencia durante el presente año, y, como siempre, la inseguridad física y jurídica. A lo que habría que añadir que la economía norteamericana no muestra todavía una recuperación profunda, persistente y veloz que permita pensar que la recuperación vendrá de afuera. Tampoco se puede esperar que la recuperación provenga del gasto público, el endeudamiento público o la creación de empleo estatal. Esto ya lo intentó el anterior partido en el poder y no fue mucho lo que se logró. El 2014 no parece ser un buen año tampoco, salvo por el Mundial.
Publicado el 07 de enero de 2014 en www.elperiodico.com.gt http://www.elperiodico.com.gt/es/20140107/opinion/240523/
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