Simple, sí; fácil, no

JOSÉ RAÚL GONZÁLEZ MERLO

Manuel Ayau solía decir que “una economía eficiente no se inventa. Es el resultado de un régimen de derecho que garantiza a los individuos su vida, su propiedad y sus contratos; es decir, su libertad”. Ahora que comenzamos el nuevo año, vale la pena reflexionar si las políticas que nuestros líderes siguen nos acercan o alejan de la prosperidad. La mayoría de las personas cometen el error de creer que la prosperidad es el resultado del diseño deliberado de algún líder político. Creen que las ciencias sociales, como la economía, es igual a las ciencias naturales, como la física o química, en donde los resultados de los experimentos son fácilmente reproducibles. El problema es que los seres humanos y sus interacciones son muy difíciles de predecir. Por ello, los países más prósperos son los que primordialmente han creado esas condiciones a las que Ayau se refería.

Los “expertos” suelen decirnos cuáles son los sectores a los que hay que “apostarle” para salir de pobres. Son esfuerzos bien intencionados pero, en general, inútiles. Se corre el riesgo de pretender asignarles subsidios con fondos públicos en aras de darles un “empujón”. Sería mucho más productivo, pero mucho menos sexy, trabajar en crear ese ambiente donde se garantice la vida, propiedad y el respeto a los contratos. La prosperidad se crea espontáneamente con esas condiciones.

No existe el tal “modelo de desarrollo”. Solamente existen políticas enriquecedoras y empobrecedoras. Si en Guatemala prevalece la pobreza es porque las políticas empobrecedoras prevalecen sobre las otras. Por ejemplo, el salario mínimo es empobrecedor porque expulsa de la formalidad a los trabajadores menos productivos, que son los que más necesitan trabajar. El rechazo a las actividades mineras o hidroeléctricas es obviamente empobrecedor también. Como lo es impedir que se construyan torres de transmisión de energía.

Otras condiciones empobrecedoras, que no parecieran tan evidentes, son la inseguridad jurídica que prevalece en el país. La mala calidad de nuestros tribunales y las leyes o los fallos judiciales que atentan contra la propiedad tienden a mantenernos en la pobreza. Amén de la inseguridad física de los ciudadanos que se ven amenazados por la criminalidad. Si no mejoramos el Organismo Judicial, el Ministerio Público, la Policía y las demás instancias de justicia, continuaremos con un pesado lastre. Por ello es importantísimo el tema de las comisiones que postularán a los dirigentes de esas instituciones en este año.

Es por eso que somos pobres. Mayor razón para que todos nuestros esfuerzos estén orientados a fortalecer la aplicación de normas que efectivamente protejan la vida, la propiedad y los contratos de los ciudadanos. Admito que la propuesta suena “simplista”. Pero, francamente, creo que se pierde mucho tiempo y recursos queriendo arreglar cuanto problema hay en el país. Es un desperdicio solucionar síntomas. Muchos problemas serían resueltos por los mismos ciudadanos con las condiciones a las que se refería Ayau. No estaremos inventando nada novedoso.

 
Publicado el 07 de enero de 2014 en www.prensalibre.com 
http://www.prensalibre.com/opinion/Simple-facil_0_1061893822.html

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