Reforestar: el gran negocio

 

ALFRED KALTSCHMITT

Tenemos el apellido, el nombre y la dirección como país forestal. Somos Goathemalan, tierra de árboles. Tierra de bosques. Lo sabemos desde hace centurias. Pero nuestros bosques se han ido extinguiendo a un ritmo alarmante. La deforestación pasó de cien mil hectáreas anuales en el período 2001-2006, a poco más de 132 mil hectáreas anuales en el período 2006-2010. Estas cifras corresponden a una tasa de deforestación del 3.4% anual, una de las más altas de Latinoamérica. De 1950 para acá hemos perdido más del 48% de nuestra cobertura forestal.

No existe absolutamente ninguna duda de que los deslaves e inundaciones se deben principalmente a la salvaje y continuada deforestación que se practica desde entonces. La incuestionable vocación forestal de nuestro país debe —evidentemente— reenfocar el desarrollo rural a través de proyectos de reforestación incorporando para ello a grandes grupos de campesinos para realizar una actividad doblemente beneficiosa para ellos y el medio ambiente. Los programas como Reverdecer y el Pinfor/Pinfet del Inab deben convertirse en la punta de lanza del plan estratégico de desarrollo rural.

Cada verano, decenas de miles de hectáreas de bosques se convierten en cenizas. Muchos incendios son causados por madereros codiciosos y campesinos maiceros. La pérdida es inexorable y fatal. Las pocas reservas y áreas protegidas son también acechadas por las demandas alimenticias y la presión demográfica. Llegará el momento en que únicamente quedarán algunas islas resguardadas.

Conozco un aserradero en la carretera Interamericana a occidente, ubicado arriba del restaurante Xixoy. Es el principal talador de bosques de toda esa área. Duele en el alma ver los cientos de trozas apiladas en su enorme patio, esperando ser convertidas en aserrín y tablas. Según estimaciones del Inab, nueve de cada 10 trozas en Tecpán son consideradas “tala no controlada”. Hay cientos de aserraderos clandestinos utilizando una motosierra y un par de mulas para sacar las tablas a la carretera o camino más próximo. Día tras día…

A varios kilómetros de Sumalito, un aserrador/contrastista en noviembre estaba construyendo un camino de extracción, con maquinaria pesada en la parte de arriba de la ladera de una montaña cuya gradiente es tan severa que nos marcaron un alto mientras caían rodando cantidades enormes de piedras. Toda una montaña será desforestada, legal o ilegalmente. Con o sin permiso. La razón es simple: el Inab tiene un presupuesto absurdamente bajo para poder desplegar el personal y equipo necesario para ejercer una vigilancia medianamente aceptable.

La urgente necesidad de implementar programas de reforestaciones en Guatemala es de estratégica importancia. Somos un país con una vulnerabilidad concatenada a muchos factores de riesgo. Las características orográficas e hidrográficas de nuestro país son algo que no podemos cambiar. Lo que sí podemos cambiar es cómo manejamos esas 38 cuencas hidrográficas, con su red de 27 mil kilómetros lineales de escorrentía en sus tres vertientes.

Las cuencas hidrográficas de la frontera surmexicana son seis, de las cuales cuatro se comparten entre México y Guatemala —Suchiate, Coatán, Grijalva y Candelaria—, y dos entre México, Guatemala y Belice —Usumacinta y Hondo—.

Los programas de reforestación en tales áreas deberían implementarse conjuntamente con la cooperación de los países amigos vecinos, especialmente México. Recordemos que las cuencas de Petén surten de agua las hidroeléctricas mejicanas.

Desde que se inició el Pinfor, en 1988, más de 300 mil hectáreas se han reforestado y manejado, generando alrededor de 23 millones de jornales y una inversión de Q1,600 millones.

Sin embargo, siguiendo esa lógica perversa guatemalteca que limita lo que funciona y favorece lo superfluo, en vez de aumentar los presupuestos para este programa los han bajado, poniendo en riesgo todo lo logrado. Ningún campesino o empresario querrá aventurarse a un plan de largo plazo si los dejan desfinanciados a medio camino.

Para mientras decimos que la pobreza bla-bla-bla…

Publicado el 07 de enero de 2014 en www.prensalibre.com 
http://www.prensalibre.com/opinion/Reforestar-gran-negocio_0_1061893847.html

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