¡522, y sumando!

PEDRO TRUJILLO

Comenzó el 2014. Los buenos propósitos y las intenciones más loables estarán seguramente presentes en la mente de muchos. Nada será posiblemente nuevo y muchas cosas habrán sido rescatadas del pasado año o de algunos anteriores. La alegría invade el momento, y la felicidad de conseguir lo deseado crea una especie de cataratas cerebrales que allá por junio -o incluso antes- desaparecerán y desvelarán la realidad eludida desde hace años, salvo para optimistas enfermos tan ciegos ahora como antes. En discursos y reuniones se continuará escuchando aquello de los “500 años de conquista”, frase justificadora de apatía y conformismo que traslada la culpa a otros, cinco siglos después. Los políticos prometerán nuevas cosas —o las de siempre maquilladas— y se les creerá de nuevo, en un juego circular-anual que permite la sobrevivencia de aquellos y justifica nuestra particular relajación de conciencia y responsabilidades.

Poco será nuevo en el 2014, salvo que hagamos algo diferente. Se presenta un año de picos de inestabilidad y conflictividad. La presión fiscal aumentará un 1% el ISR, lo que dejará menos liquidez en economías domésticas; la elección de magistrados, fiscal general y otros continuará siendo un burdo mercado de influencias cuyo tema central será—algo habitual— subastar la depredación de lo público, por todos conocida y admitida; la Constitución —que algunos no desean cambiar— continuará siendo el texto perfecto para sustentar la prostitución política, sobre ilusas justificaciones promovidas por grupos de poder que pretende conservar el statu quo monopólico; los sindicados continuarán robando con los denominados “convenios colectivos” firmados ocultamente con políticos inescrupulosos; los candidatos a las elecciones del 2015 con promesas incumplibles y solicitud de favores que devolverán a costa de ciudadanos honrados que apenas levantan la mirada para observar impertérritos el actuar de esos depravados; la monopólica Usac promoverá su discurso colectivista sin aclarar cómo gasta el dinero de todos o juega a la política, razón principal antes que la enseñanza… No hay que ilusionarse con el 2014. Será un año como otros, en el que aparecerán optimistas enfermizos pregonando que en este país de la “eterna primavera” todo se puede, mientras invierten y guardan sus ahorros en Miami porque no creen lo que pregonan, y todo eso ocurrirá a costa suya, de su trabajo, de su dinero, de su esfuerzo.

La herencia para nuevas generaciones será un conjunto de mediocridad y frases quejumbrosas que justifican no hacer lo preciso en situaciones complejas. Las variables son muy simples: podemos y somos capaces, pero carecemos de voluntad. Si sobrevive al 2014 y no es asesinado, mutilado, asaltado, baleado o desempleado podrá echar la culpa a los 523 años de conquista y opresión de los pueblos o a cualquier otra sandez que mimetice la incapacidad para enfrentar los retos del país con decencia, honestidad, seriedad y contundencia.

Deje de hacerse promesas, comience a actuar y a hacer los cambios que se requieren para no caer en el agujero al que nos llevan precipitadamente los criminales habituales disfrazados de políticos, de campesinos, de oenegeros, de empresarios, de intelectuales, de luchadores por los DDHH o de funcionarios nacionales e internacionales. Si queremos una mejor patria, un mejor año, una mejor vida, subámonos los pantalones que nos bajamos hace tiempo y levantemos la cabeza, en lugar de quejarnos o de pedir perdón. De lo contrario, el “fíjese que” de los mediocres seguirá siendo la entonación más inteligente que podrá pronunciar/escuchar en estos más de 300 días venideros.

Publicado el 07 de enero de 2014 en www.prensalibre.com 
http://www.prensalibre.com/opinion/sumando_0_1061893823.html

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