para erradicar este cáncer social. La violencia contra la mujer afecta e impide el progreso social. Datos de la Organización Mundial de la Salud revelan que casi la mitad de las mujeres que mueren por homicidio son asesinadas por sus maridos o parejas actuales.
Esta pandemia global revela que al menos un 70% de las mujeres sufren o han sufrido violencia en algún momento de su vida. Al menos un 50% de mujeres latinoamericanas sufren algún tipo de violencia en el hogar, por sus propios padres, esposos o hermanos. Las alarmantes cifras revelan casos críticos de mujeres que mueren en manos de hombres que se creen superiores a ellas, y esto origina el maltrato.
La violencia de género afecta también a las niñas, que desde muy pequeñas tienen que soportar el maltrato verbal, trabajo forzoso a temprana edad, el abuso sexual, que la mayoría de veces termina en ser víctimas de trata de blancas, prostitución infantil y abortos forzados. Lamentablemente el acecho se origina en su propia familia.
Al no encontrar respaldo en las leyes, las mujeres son intimidadas para no denunciar los maltratos y callan por temor a ser asesinadas, golpeadas o castigadas con la violencia económica. La violencia contra las mujeres en cualquier etapa de su vida es absolutamente inaceptable.
¿Somos las mujeres igual que los hombres? Se ha comprobado científicamente que la mujer sobrepasa al hombre en habilidades tales como: el lenguaje, la memoria, escuchamos con ambos lados del cerebro —mientras el hombre solo con uno—, podemos pensar y hablar al mismo tiempo y poseemos una aguda astucia. Pero al final, no importa si el cerebro masculino es igual, mejor o inferior; lo que afirmo con seguridad es que las mujeres sí somos más débiles físicamente que el hombre, también somos las directamente responsables de la gestación, parto y del cuidado de los niños durante su crecimiento, situación que nos pone en desventaja en el campo laboral y nos limita en cuanto a los recursos económicos.
Por lo mismo, merecemos respeto, igualdad de derechos y oportunidades que cualquier hombre. Las sociedades deben evolucionar al mismo ritmo de la ciencia y la tecnología, esos momentos oscuros de opresión y maltrato a la mujer deben quedar atrás.
Los hombres deben volver a ser unos auténticos caballeros, recordar que han nacido de una mujer, y por lo tanto, cuidar y proteger a las damas de su vida. La mujer debe autovalorarse y exigir el respeto que merece, como ser humano, como madre, como profesional y como el ser más bello y delicado de la naturaleza.
Publicado el 29 de noviembre de 2013 en www.prensalibre.com por Brenda Sanchinelli Izeppi http://www.prensalibre.com/opinion/violencia_0_1038496175.html
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