Si pudieran pintar el aire… II

La fuerte presencia de propaganda proselitista puede causar estrés a las personas expuestas.

Volvamos a insistir sobre una problemática fundamental: las campañas anticipadas que, además de infringir la ley, ensucian y profanan piedras, árboles, bardas en todos los rincones del país.

¿Dónde quedó el país de “la eterna primavera”? Con sus proselitismos y campañas irregulares, los candidatos a la presidencia lo están haciendo desaparecer, ocultándolo detrás de pinturas y gigantografias de rostros que buscan llegar al poder infringiendo la ley. Esta saturación irrespetuosa e ilegal debiera ser razón suficiente y definitiva para no confiar en esos candidatos y en esos partidos y, en consecuencia, no votar por ellos.

 Inmersos en un entorno saturado de anuncios comerciales de todos tamaños y a través de publicistas inconscientes, el país –Guatemallan o tierra de árboles– ha venido paulatinamente degradándose debido en parte, a anuncios indiscriminados y una regulación no cumplida.

 ¿Somos conscientes de cómo esta contaminación ambiental es un abuso que altera el paisaje causando una estimulacion visual agresiva, invasiva y ofensiva? ¿Nos damos cuenta que estas prácticas nos afectan a nosotros como seres habitando este espacio y este tiempo?

 Estudios de geógrafos y urbanistas demuestran que la contaminación visual no es solo un problema de estética, es un problema que puede afectar tanto a la salud psicofísica como al desenvolvimiento de la conducta humana y a la eficiencia laboral.

 Ernesto Palma, investigador del Centro de Estudios Urbanos y Regionales de la Universidad de San Carlos, ha señalado que la fuerte presencia de propaganda proselitista puede causar cierto grado de estrés a las personas expuestas en forma involuntaria a estas condiciones. “El estar constantemente asediados por imágenes que instan a votar por cualquier opción es la principal condición que favorece el estrés y a su vez altera la salud”. Además, el profesional no descarta que en algún momento pueda originar accidentes de tránsito, debido a que obstruye la visibilidad de los conductores.

 El espacio público se encuentra desvirtuado e invadido por pinturas sobre piedras y árboles profanados por los candidatos de turno que asesinan nuestra vegetación y nuestro entorno. La forma como están haciendo su campaña es escupirle a la naturaleza, y por ende, a la población misma.

 Si bien es cierto que la responsabilidad de la degradación del ambiente es responsabilidad de todos los guatemaltecos, también es cierto que quienes se dicen llamar líderes tendrían que ser los primeros en respetar y cuidar el entorno. Pero ellos se entregan a esa nefasta lógica populista que ve a la naturaleza como mercancía a poseer. Una muestra o un espejo de lo que como sociedad somos: indolentes, sin visión alguna de construcción y protección para las generaciones venideras.

 Nos enfrentamos con problemáticas que tienen que ver con una cultura de irrespeto a los espacios públicos, que son en el fondo un irrespeto a la vida misma. Esto se combina con niveles obscenos de incompetencia e ignorancia, pues son situaciones que podrían ser solucionadas o evitadas con un mínimo de conciencia y respeto a las leyes y a la vida.

 El futuro del país ha de ser pensando y planificado desde desarrollo socialmente justo y ecológicamente sostenible para el hábitat de los que estamos hoy, y de los que vendrán mañana.

 En vez de candidatos inconscientes e insensatos, necesitamos líderes con una propuesta económica, social y ambiental que generen beneficios en el mundo rural y urbano; cuidar y sanear la naturaleza que otros se han encargado de destruir.

 Contrariamente a la acción de pintarrajear el paisaje, los políticos debieran proponerse recuperar la situación de agravio que sufre nuestra tierra. Podrían también estar formulando planes para reforestar y de soluciones a la basura arrumbada en todas las carreteras, planteando un desarrollo socioeconómico sostenible.

 Nuestro paisaje se muere. Nosotros como nuestros candidatos, debemos respetar los derechos de la naturaleza, dejarla de convertir en mercancía o en vitrina de intereses propios.

 Vemos en los actuales candidatos actitudes incongruentes en esas acciones que prostituyen y violan el paisaje, lo que más bien llama a no votar por ellos. Y nosotros no podemos quedarnos con la conciencia adormecida. Algo le está sucediendo a la degradada piel de esta sociedad.

Publicado el 25 de octubre de 2013 en www.elperiodico.com.gt por Marcela Gereda
http://www.elperiodico.com.gt/es/20131125/opinion/238513/

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