La decisión, anunciada ayer, según la versión oficial, va en la línea de trabajar de acuerdo con la solicitud del directorio de la Superintendencia de Administración Tributaria de reforzar la seguridad en las aduanas. Es un hecho que la modernización de tecnología y de medidas administrativas por sí misma no significa una garantía de que haya resultados palpables. En manos delincuenciales, hasta pueden ser contraproducentes a causa de la ya mencionada experiencia de los contrabandistas.
Las cifras son impresionantes. Anualmente se pierden alrededor de seis mil millones de quetzales, es decir un promedio de 16.4 millones de quetzales diarios. Por aparte también es lamentable que las mafias se hayan convertido en verdaderos feudos de la criminalidad, con la colaboración de autoridades aduaneras, sin la cual no sería posible que la suma alcanzara un nivel tan alto.
A pesar de que puede ser explicable, entre los riesgos de una medida de ese tipo se encuentra el hecho de mezclar soldados con agentes policiales, porque estos últimos se pueden encontrar ante la disyuntiva de cuál será el jefe al que deberán obedecer, en los casos en que no haya coincidencia en tácticas, estrategias y toda una larga serie de temas, por ahora hasta cierto punto difíciles de listar, pero que evidentemente pueden ser una realidad.
Siempre en referencia a la línea de mando, es necesario que se aclare cuál será el papel de los jefes y personal de la Superintendencia de Administración Tributaria. En teoría, las fuerzas militares y policiales deben actuar en calidad de colaboradores para lograr los fines de reducir el contrabando en las aduanas de Puerto Quetzal, Puerto Santo Tomás, Tecún Umán, Pedro de Alvarado y la aduana central.
El Gobierno tomó la decisión de no consultar a la Corte de Constitucionalidad, cuyo dictamen habría sido fundamental. Y aunque hubiera sido positivo, de todos modos es necesario que las acciones castrense-policiales sean planificadas con esmero, para reducir las posibilidades de fracaso. Es importante que se tome en cuenta la forma como será vista en sectores internacionales la decisión del presidente Pérez Molina, es decir, que sea considerada como una militarización pura y dura que no sería bien vista. Igualmente, que se piense en los argumentos de quienes consideran que los militares no pueden tener éxito cuando son llamados a realizar actividades para las que no han sido preparados.
Publicado el 29 de octubre de 2013 en www.prensalibre.com por Editorial Prensa Libre http://www.prensalibre.com/opinion/riesgos-envio-soldados_0_1019898031.html
No Responses