¡Entrémosle a la aduana!

Verdaderamente simpática y acertada la caricatura de Prensa Libre del domingo 20 de este mes, donde aparecen el presidente, asesores jurídicos y un soldado muy pensativos, sobre cómo entrarle al problema de la Aduana. Sin duda que el tema legal es lo primero a esclarecer y posiblemente la Corte terminará dilucidando esa parte.

No es para menos la situación a resolver. La aduana cumple con funciones claves para diferentes usuarios. Para el Estado es una fuente importante de recaudación del IVA y aranceles de importación. En el 2012 las aduanas captaron Q15 mil 989. Para los empresarios que importan y exportan, la aduana significa agilización o demora en recibir materias primas claves para producir, a la vez, para los exportadores es despachar al exterior los pedidos que tienen que llegar conforme lo pactado con los clientes. Para los comerciantes es recibir los productos que se venderán localmente.

Según la ley, a la aduana, con sus 17 sedes regionales, le corresponde aplicar la normativa aduanera, comprobar su correcta aplicación, facilitar y controlar el comercio internacional. Recaudar los tributos del ingreso o la salida de mercancías de acuerdo con los regímenes que corresponda. Fiscalización y la correcta determinación de los tributos. Tiene que coordinar con las otras intendencias, la correcta aplicación de las leyes tributarias y aduaneras. A la aduana le toca atender a los contribuyentes en tareas como asignar la clasificación arancelaria para determinar los aranceles a pagar y aplicar los tratados de libre comercio. También revisar si los productos que ingresan cumplen con normas especiales de todo tipo, aplicar restricciones o prohibiciones y permisos especiales. Constituir fianzas o garantías, emitir todas las normas y procedimientos relacionados con esas funciones. Una de sus funciones claves es combatir el contrabando y la defraudación aduanera.

Es justamente en la ejecución de sus funciones que con el pasar del tiempo han ocurrido varias cosas, entre las más importantes está la fuga de ingresos al Estado por contrabando o defraudación desde el lado del Estado. Desde el lado de los usuarios de la aduana, exportadores e importadores están desesperados por la lentitud de los procesos, la burocracia de normas encima de normas, la discrecionalidad en la aplicación de criterios, personal que desconoce la tarea, disposiciones contradictorias, duplicación de revisiones, todo lo cual significa cobros y cobros adicionales. En todo este proceso complicado y burocrático, intervienen cientos de actores internos de la aduana y otros externos llamados auxiliares de la función aduanera. Entre ellos están los buenos que cumplen con la ley y trabajan como debe ser, pero en la oscuridad también están los contrabandistas que evaden y los que “ayudan a agilizar” el comercio.

La pregunta es cómo hemos llegado a un deterioro que ya lleva varios años. En el 2007, las autoridades de ese momento lanzan un Pacto de Integridad Aduanero para tratar de resolver los mismos problemas, pero buscando apoyo de todos los sectores porque la tarea para limpiar la institución implica riesgos hasta de seguridad personal. Hoy, ante la magnitud del problema, la propuesta es una intervención radical de la institución.

La solución que han aplicado muchos países que cuentan con aduanas que cumplen a cabalidad la labor de recaudación, pero a la vez agilizan el comercio, es la aplicación de tecnología, de procesos informáticos donde la intervención de seres humanos es cada vez menor. Todo viene previamente declarado de aduana a aduana desde el exterior, los procedimientos y documentos se formulan vía internet, los módulos de riesgo alertan automáticamente sobre prácticas repetitivas. No es que en Guatemala lo anterior no se ha intentado, pero al final, alguien boicotea los procesos. Quizá es allí donde está la raíz del problema y de la solución. Una de las mejores aduanas del mundo está en Sri Lanka, donde el desaduanaje es en una hora, todo llega preclareado, los procesos son automatizados cien por cien y el servicio es 24 horas para todas las dependencia involucradas. Qué tal si se contratara a los esrilanqueses para que nos den una mano?… Total que no hablan español y eso de la mano de los buenos profesionales que tiene la SAT, ayudaría a hacer limpieza sin contaminación.

Publicado el 28 de octubre de 2013 en www.prensalibre.com por Fanny D. Estrada
http://www.prensalibre.com/economia/COMERCIO-LIBRE_0_1019298066.html

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