Derivado de este equilibrio es que con regularidad vemos a políticos nefastos y mentirosos con gestiones políticas exitosas. El político exitoso siempre guarda un cuidadoso equilibrio entre el ser y el aparentar porque de lo contrario levanta suspicacias de su clientela y pierde confiabilidad. No importa si es un buen ser o no pero no se puede ser un político exitoso sin ser un poco de lo que aparenta y sin aparentar un poco de lo que se es.
Los asesores de la segunda de a bordo de este nuestro país han cometido el error de querer resistirse, a como dé lugar, a publicar su estado patrimonial para que todos los ciudadanos comprobemos o no lo que se dice de su acelerado viaje a la riqueza. El problema no está en la cantidad, siempre he sido defensor de la propiedad y el legítimo derecho y virtud del ser humano para crear y acumular riqueza a base del trabajo, esfuerzo o suerte. Ya reconoció públicamente hace unos días que es millonaria, pero por lo que se puede entender de sus declaraciones simplemente no sabe cómo llegó a serlo.
Hace unos días nos encontramos con regalos promocionales para niños con la imagen de la vice impresas. Medidas que a todas luces son de corte populista y por lo que ella salió más tarde disculpándose y reconociendo como un error. Sería interesante escuchar las declaraciones de la vicepresidenta en referencia a lo que hace unos años hicieron los señores de la UNE mientras repartían magdalenas promocionales al pueblo hambriento. Coincido de nuevo con Sandra Torres cuando dice que la Vicepresidenta debería de aprender de sus errores y también de los errores de los demás, refiriéndose al error que ellos mismos cometieron en el gobierno anterior al utilizar recursos del Estado para promoción política solapada. No cabe duda que para hacer una gestión político-administrativa exitosa, es imprescindible que la vicepresidenta observe a detalle en qué errores ha incurrido. El problema es sencillo señora Vicepresidenta, un gran número de su fuerza política la está abandonando poco a poco por el simple hecho de no ser consecuente con su discurso, de no enfrentar los problemas con velocidad y de raíz y de querer hacer creer a todo el mundo que existen serpientes conspiradoras en su contra.
No estoy dispuesto a recomendarle como arreglar su problema porque a decir verdad no me gustaría verle de nuevo en ningún cargo público. Me parece que su gestión ha sido, cuando menos, mediocre y que no merece ni mi voto ni mi apoyo para volver a gobernar de ninguna forma. Lo que sí puedo decirle es que en el largo plazo la verdad siempre tiene un costo menor a la mentira y además comparte características con la justicia, la verdad lenta y tardía vale menos, mucho menos que la verdad limpia y pronta. Que si la ley le ampara o no para develar su patrimonio no es lo que está en juego, eso ya no importa a estas alturas, lo importante aquí es la pérdida o retención de su caudal político, la importancia está entre ser y aparentar.
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