La conducta de los funcionarios

La doctora Tamara Obispo, ex viceministra de Atención Primaria en Salud, destituida el fin de semana luego de haber protagonizado un escándalo cuando se encontraba en estado de ebriedad, en compañía de su hijo José Baltazar Girón, constituye un ejemplo de conducta inapropiada y de abuso de autoridad de altos funcionarios, como consecuencia de los evidentes errores a la hora de seleccionarlos para un cargo dentro de la administración pública.
 

El hecho positivo de su destitución inmediata se ha visto disminuido de alguna manera como consecuencia del bajo monto de la fianza, apenas dos mil quetzales, que le permitió a la exfuncionaria pagarlos con facilidad e irse a casa. Por su parte, los dos guardaespaldas fueron ligados a proceso.

Parece increíble que quienes ejercen puestos de cualquier nivel en la administración pública no tengan claro que su vida privada de hecho desaparece, y sobre todo que no pueden darse el lujo de actuar de la manera como lo hizo esta ex viceministra. Mientras utilizaba en horas fuera de oficina el vehículo oficial que tenía asignado, así como al personal de seguridad a su servicio, la doctora Obispo actuó de una manera vergonzosa hasta para los ciudadanos no relacionados con el Gobierno, aumentada por haber estado emborrachándose junto con su hijo.

Fue correcta la decisión de destituirla de manera inmediata, pero ello de todos modos no evita pensar en que no son eficientes la manera y los criterios para la selección del personal. Por aparte, queda comprobado que para ciertos funcionarios, el puesto les otorga una patente de corso para actuar al margen de la ley. En este caso, hubo insultos a quienes le cobraban el consumo, así como amenazas de los guardaespaldas.

Ante esta situación, no se puede justificar que el trabajo de la exfuncionaria pueda ser catalogado de eficiente, aunque se explique que su comportamiento fue el motivo del despido. No es el único caso de abuso de autoridad de parte de altos funcionarios, pero han tenido la diferencia de no haber sido filmados y fotografiados por los medios informativos como ocurrió en esta ocasión en Retalhuleu.

Los funcionarios, de hecho, renuncian a su vida privada, porque todo lo que hagan puede ser de interés público. Pueden ejercerla, eso sí, en el interior de sus hogares. Por ejemplo, cuando celebran con una piñata el cumpleaños de un hijo o de un nieto. Pero en el momento en que salen a la vía pública, su comportamiento no puede ser incorrecto. No hacerlo así, como ocurre cuando irrumpen en el tránsito aunque no vayan en misión oficial, es una de las causas por las que los gobiernos y quienes los ejercen se desprestigian a los ojos de los ciudadanos.

Lo ocurrido debe servir de lección a quienes integran el Gobierno. Sienta un buen precedente y hace que los funcionarios piensen antes de actuar de manera abusiva y prepotente. En cierto sentido, la destitución es un primer paso para reducir la impunidad y por eso nadie la ha criticado.

Publicado el 12 de Septiembre 2013 en www.prensalibre.com por Editorial Prensa Libre 
http://www.prensalibre.com/opinion/conducta-funcionarios_0_991700857.html

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