El himno nacional, la bandera y el escudo de armas son los símbolos máximos o mayores de Guatemala, y como tales se exaltan y se saludan con respeto, dice el antropólogo Carlos E. Prahl.
El himno
Los actos solemnes de la vida cívica, militar, política, cultural, educativa y deportiva del país deben iniciarse con la interpretación del himno nacional. Los asistentes tienen que permanecer de pie; los ciudadanos civiles deben descubrirse la cabeza y poner la palma de la mano derecha sobre el pecho, en el lado izquierdo.
Estas disposiciones las contiene el acuerdo gubernativo 463-94, del 25 de julio de 1994, firmado por el entonces presidente Ramiro de León Carpio.
Prahl comenta que al terminar de cantar el himno no se debe aplaudir, porque no se le rinden aplausos a los emblemas, expresiones alegóricas o a ideales abstractos del individuo y de la sociedad. “Se aplaude a un solista, a un director de orquesta, un cantante o un declamador, pero no a un símbolo. Las melodías patrióticas y los himnos religiosos no necesitan de aplausos, pues los ideales son intemporales e inmateriales”, explica el experto.
Pero en los últimos años se ha generalizado la costumbre de que al concluir el canto patrio las personas aplauden. “El himno despierta emociones en los ciudadanos, y el decreto 463-94 no prohíbe expresarlas con aplausos”, expresa Oliverio Orozco, embajador y encargado de protocolo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala.
Abundio Maldonado, exdirector de la Escuela Politécnica, opina que “al final de la canción nacional un aplauso luce, porque sale del corazón con mucho respeto y agrega vivacidad al momento patrio”. Sin embargo, aclara que los militares nunca aplauden al entonar el canto patrio.
El himno nacional, escrito en 1896 por el cubano José Joaquín Palma, fue modificado en 1934 por José María Bonilla Ruano, miembro de la Academia de la Lengua. El arreglo musical es inspiración de Rafael Álvarez Ovalle, originario de San Juan Comalapa, Chimaltenango, en 1897.
Los primeros versos del himno, por ejemplo, fueron modificados. En la versión original se lee: “Guatemala feliz… ya tus aras/ no ensangrienta feroz el verdugo/ ni hay cobardes que laman el yugo/ ni tiranos que escupan tu faz”.
La actual dice: “¡Guatemala feliz…! que tus aras/ no profane jamás el verdugo/ ni haya esclavos que laman el yugo/ ni tiranos que escupan tu faz”.
Bandera
La bandera es la insignia suprema de la Patria y representa al individuo en cualquier parte del mundo. En 1997, el Congreso de la República aprobó el decreto 104-97, que entre otras disposiciones instituye que cuando la bandera se iza debe hacerse lenta y ceremoniosamente, y los asistentes deben permanecer de pie y hacer el saludo respectivo mientras dure el acto.
En señal de respeto se debe guardar silencio, asumir una posición corporal digna y descubrirse la cabeza si llevan gorra o sombrero. Se considera un honor y gran distinción portar la bandera. La persona que lo haga debe vestir con decoro.
Según la legislación nacional, se denomina bandera al lienzo contenga o no el escudo de armas.
Los colores son azul cielo y blanco, dispuestos en tres franjas verticales del mismo ancho, el blanco queda al centro. El azul representa fortaleza, justicia, verdad y lealtad, mientras que el blanco simboliza paz, pureza e integridad.
Belleza inmaculada
Monja Blanca
Llamada así desde los primeros años de la conquista española. Su nombre científico es Lycaste skinneri alba. La etnia quekchí en Cobán la llama Sak Ijix; otros pueblos mayas la consideran una princesa que, por su rara belleza, fue convertida en flor. Se encuentra en bosques de Alta Verapaz, los Cuchumatanes y serranías de Izabal y Quiché.
Heráldica
Escudo de armas
El 18 noviembre de 1871, el presidente provisorio Miguel García Granados autorizó un nuevo escudo nacional, el sexto del periodo independiente. En el escudo, la espada simboliza justicia y soberanía; las ramas de laurel, victoria; el pergamino inmortaliza la fecha de nacimiento de la Patria, y el quetzal es símbolo supremo de libertad.
Árbol milenario
Ceiba pentandra
Fue declarada símbolo nacional el 8 de marzo de 1955, durante el gobierno del coronel Carlos Castillo Armas. Sus ramas pueden abarcar hasta mil 600 metros cuadrados. Símbolo de la vida, los mayas la llaman yaxché; la consideran el eje del mundo cuyas raíces afirman la tierra, formando la morada de Xibalbá o del inframundo.
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