Ingenieros fatales

La idea de resucitar los chalecos para motoristas vuelve a imponernos un tema que ya parecía superado. Ahora no se invoca la excusa de los asaltos, pero la falta de análisis sobre el costo de la regulación es preocupante. Parece que los funcionarios implementan primero, y reflexionan después, respecto de las consecuencias de sus ocurrencias. Durante el gobierno de Álvaro Colom idearon copiar la disposición de obligar a los motoristas a usar un chaleco con franjas reflectivas, la placa anotada en el casco y prohibir la circulación de dos personas en la moto.

Aduciendo “medidas de seguridad” para prevenir asaltos, la inútil disposición no solo no tuvo el efecto deseado sino que, como siempre, impuso un injusto costo adicional sobre ciudadanos honrados. Pronto comenzaron a abundar las denuncias de personas asaltadas por motoristas perfectamente identificados con chaleco y casco… robados.

La medida fue resucitada con nuevos chalecos de color naranja, permitiendo la circulación de dos personas en la moto, agregando que solamente se puede transitar por el carril derecho. El tema de la seguridad no fue mencionado pero es obvio que por allí apunta la inútil medida. Nuevamente se hará gastar a los motoristas sin que nadie asuma el costo y la responsabilidad de la vieja ordenanza. No se vale. Los ciudadanos estamos indefensos ante la criminalidad y, ahora, a merced de las ocurrencias de los políticos y gobernantes de turno.

Hoy repiten con el tema de los chalecos; ayer fue la “actualización tributaria” que causó y sigue causando un irreparable daño a la economía, y una improvisada ley de aduanas volvió ineficiente el comercio exterior. Un impuesto de matrícula de vehículos tan abusivo que hubo que dar un descuento del 50 por ciento dejando un sentimiento de tontos entre aquellos que lo habían pagado con tiempo, y las demás disposiciones en las que todavía hay que “recular” porque tienen frenados a diferentes sectores de la economía. A julio del año pasado, la recaudación venía creciendo a un ritmo de 9%. Este año, con tasas de impuesto significativamente más altas, la tasa de crecimiento se desaceleró a 8%. La actualización tributaria ha sido un fracaso.

Prepárense, porque viene el próximo fracaso de política pública: la llamada ley de celulares. Las personas serán obligadas a “registrar” los teléfonos móviles como si fuesen armas de fuego. De nuevo, se impondrán en todos el costo de la incompetencia oficial por combatir el crimen. Habrá que pasar por un vía crucis similar al del DPI a cambio de la ingenua oferta de terminar con el robo de teléfonos…

Chalecos, impuestos, celulares… se paga caro, a todos los niveles de la sociedad, la improvisación del burócrata de turno que se mete a jugar de “ingeniero social” con resultados fatales y sin responsabilidad alguna. Un proceso de prueba y error en donde el ciudadano paga la factura monetaria y regulatoria por el fracaso de las políticas públicas. Sería más fácil y barato si las ocurrencias pasasen el filtro del sentido común y si nosotros exigimos que nos dejen vivir y trabajar en paz.

Publicado el 27 de Agosto 2013 en www.prensalibre.com por José Raúl González Merlo
http://www.prensalibre.com/opinion/Ingenieros-fatales_0_982101813.html

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