Inquietante discurso de Evo Morales en Rusia

El que hubieran impedido a Evo Morales volar sobre países europeos

puso una cortina de humo sobre el discurso que pronunció al asistir a

la reunión de jefes de Estado, que fue el objeto de su viaje.

Para perplejidad de sus anfitriones, el documento sitúa en sus

verdaderos términos las relaciones entre Europa e Indo América. Creo

que por esa y otras razones vale la pena difundir el discurso del

presidente de Bolivia.

Exposición del Presidente Evo Morales ante la reunión de Jefes de

Estado de los países productores de petróleo. Moscú (30/06/2013). Con

lenguaje simple, que era trasmitido en traducción simultánea a más de

un centenar de Jefes de Estado y dignatarios de los países productores

de petróleo, el Presidente Evo Morales logró inquietar a su audiencia

cuando dijo:

³Aquí pues yo, Evo Morales, he venido a encontrar a los que celebran

el encuentro.

Aquí pues yo, descendiente de los que poblaron la América hace

cuarenta mil años, he venido a encontrar a los que la encontraron hace

solo quinientos años.

Aquí pues, nos encontramos todos. Sabemos lo que somos, y es bastante.

Nunca tendremos otra cosa.

El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder

descubrir a los que me descubrieron.

El hermano usurero europeo me pide pago de una deuda contraída por

Judas, a quien nunca autoricé a venderme.

El hermano leguleyo europeo me explica que toda deuda se paga con

intereses aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin

pedirles consentimiento.

Yo los voy descubriendo. También yo puedo reclamar pagos y también

puedo reclamar intereses. Consta en el Archivo de Indias, papel sobre

papel, recibo sobre recibo y firma sobre firma, que solamente entre el

año 1503 y 1660 llegaron a San Lucas de Barrameda 185 mil kilos de oro

y 16 millones de kilos de plata provenientes de América.

¿Saqueo? ¡No lo creyera yo! Porque sería pensar que los hermanos

cristianos faltaron a su Séptimo Mandamiento.

¿Expoliación? ¡Guárdeme Tanatzin de figurarme que los europeos, como

Caín, matan y niegan la sangre de su hermano!

¿Genocidio? Eso sería dar crédito a los calumniadores, como Bartolomé

de las Casas, que califican al encuentro como de destrucción de las

Indias, o a ultrosos como Arturo Uslar Pietri, que afirma que el

arranque del capitalismo y la actual civilización europea se deben a la

inundación de metales preciosos!

¡No! Esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben

ser considerados como el primero de muchos otros préstamos amigables de

América, destinados al desarrollo de Europa. Lo contrario sería

presumir la existencia de crímenes de guerra, lo que daría derecho no

sólo a exigir la devolución inmediata, sino la indemnización por daños

y perjuicios.

Yo, Evo Morales, prefiero pensar en la menos ofensiva de estas

hipótesis.

Tan fabulosa exportación de capitales no fueron más que el inicio de

un plan ‘MARSHALLTESUMA”, para garantizar la reconstrucción de la

bárbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras contra los cultos

musulmanes, creadores del álgebra, la poligamia, el baño cotidiano y

otros logros superiores de la civilización.

Por eso, al celebrar el Quinto Centenario del Empréstito, podremos

preguntarnos: ¿Han hecho los hermanos europeos un uso racional,

responsable o por lo menos productivo de los fondos tan generosamente

adelantados por el Fondo Indo americano Internacional? Deploramos decir

que no.

En lo estratégico, lo dilapidaron en las batallas de Lepanto, en

armadas invencibles, en terceros Reich y otras formas de exterminio

mutuo, sin otro destino que terminar ocupados por las tropas gringas de

la OTAN, como en Panamá, pero sin canal.

En lo financiero, han sido incapaces, después de una moratoria de 500

años, tanto de cancelar el capital y sus intereses, cuanto de

independizarse de las rentas líquidas, las materias primas y la energía

barata que les exporta y provee todo el Tercer Mundo.

Este deplorable cuadro corrobora la afirmación de Milton Friedman

según la cual una economía subsidiada jamás puede funcionar y nos

obliga a reclamarles, para su propio bien, el pago del capital y los

intereses que, tan generosamente hemos demorado todos estos siglos en

cobrar.

Al decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarles a nuestros

hermanos europeos las viles y sanguinarias tasas del 20 y hasta el 30

por ciento de interés, que los hermanos europeos le cobran a los

pueblos del Tercer Mundo. Nos limitaremos a exigir la devolución de los

metales preciosos adelantados, más el módico interés fijo del 10 por

ciento, acumulado sólo durante los últimos 300 años, con 200 años de

gracia.

Sobre esta base, y aplicando la fórmula europea del interés compuesto,

informamos a los descubridores que nos deben, como primer pago de su

deuda, una masa de 185 mil kilos de oro y 16 millones de plata, ambas

cifras elevadas a la potencia de 300.

Es decir, un número para cuya expresión total, serían necesarias más

de 300 cifras, y que supera ampliamente el peso total del planeta

Tierra.

Muy pesadas son esas moles de oro y plata. ¿Cuánto pesarían,

calculadas en sangre?

Aducir que Europa, en medio milenio, no ha podido generar riquezas

suficientes para cancelar ese módico interés, sería tanto como admitir

su absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los

supuestos del capitalismo.

Tales cuestiones metafísicas, desde luego, no nos inquietan a los indo

americanos.

Pero sí exigimos la firma de una Carta de Intención que discipline a

los pueblos deudores del Viejo Continente, y que los obligue a cumplir

su compromiso mediante una pronta privatización o reconversión de

Europa, que les permita entregárnosla entera, como primer pago de la

deuda histórica…

Es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras. W.

Shakespeare

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