es que más temprano que tarde el combustible explotará en la propia cara de sus defensores.
Queda claro que el panorama político es desalentador cuando los niveles de contaminación son altos. Al igual que ocurre cuando el deterioro ambiental es de grandes proporciones e impacta en casi cualquier ser vivo, la contaminación política está llegando a grados extremos. Cualquier tema de agenda lleva el riesgo de caer en aguas agitadas, en manos de los llamados operadores que son en definitiva grupos de tarea al servicio del mejor postor. Sus finalidades son bien claras: manosear lo que llega a sus manos, entorpecer, o bien buscar salidas tipo fast track.
El asunto de los bonos surgió torcido. Sus razones de ser nunca quedaron suficientemente claras. Ni siquiera el monto fue motivo de acuerdo entre funcionarios del mismo gobierno. Tampoco lo fue su destino, deuda, inversión o ambos. De allí en adelante, las aguas se han enturbiado más. ¿Es tanto lo que está de por medio que merece la pena el desgaste político que se cierne en sus impulsores? En días recientes ha salido a luz pública la creación de una bancada artificial para impulsar su aprobación, la compra y venta de diputados (una nueva operación, cada vez más cara).
Dimes y diretes van y vienen. Los argumentos de defensa han trascendido el esquema técnico para llegar al extremo de la inventiva. El asunto es de grandes proporciones y conlleva el riesgo de ser el punto de inflexión para mantener a flote mínimo algún margen de maniobra, o bien para precipitar la finalización operativa de la actual gestión de gobierno. Si este escenario se confirma, lo que está por venir solo puede resumirse en un escalofriante estado de inanición donde lo único que moverá la veleta serán los grandes negocios que no tendrán límite de ninguna naturaleza. Entonces, ¿en realidad interesan los bonos? La relación costo-beneficio indica que el objetivo mayor es superior a tan desgastado asunto. Nueva táctica de engaño.
Bonos, presupuesto y junta directiva 2014 conforman el triángulo del interés legislativo en la recta final del año que prepara las condiciones para el circo electoral. Lo demás sobra. Solo si los bonos logran crear los incentivos suficientes para “convencer”, podrán pasar la dura prueba. Contrario a lo que debería suceder en una democracia que avanza aunque sea lentamente, la cinta de las motivaciones entre los políticos es cada vez mayor (se venden a mayor precio), en tanto los ciudadanos no generamos la presión suficiente para hacernos escuchar con fuerza.
Publicado el 08 de Agosto 2013 en www.prensalibre.com por RENZO LAUTARO ROSAL http://www.prensalibre.com/opinion/Bonos-enganosos_0_970702940.html
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