Y sin embargo

Debilitamiento institucional, ultraje y avaricia.

¡Pero si ya lo sabemos! Ya sabemos lo mínimo que se necesita para salir a flote. No es cosa nueva. No es asunto de inventar el hilo negro o el agua azucarada. Ya sabemos que una deuda no se paga con otra. Y sin embargo, insisten en endeudarnos más, como si la oposición de todo un pueblo fuera invisible. Ya sabemos que para disminuir el masivo robo de teléfonos, hay que aprobar la “ley contra el robo de celulares”. Y sin embargo, la propuesta está enterrada en el hacinado cementerio de iniciativas. Ya sabemos que para mejorar el sistema educativo, hay que cumplir con los requisitos básicos de gratuidad, aulas dignas, licitaciones a tiempo y con transparencia. Y sin embargo, hay escuelas que a estas alturas del ciclo, no cuentan con lo mínimo para funcionar. Ni con un techo.

 

Ya sabemos que para que un país prospere, debe garantizar un sistema sólido de salud, no solo en atención, sino en prevención e inversión. Y sin embargo, las carencias en hospitales públicos rebasan lo impensable. Se roban medicinas, incluso recién nacidos (¡van 22 este año!). Ya sabemos que el hambre de gran parte de la población es asfixiante. Que hay que fortalecer acciones coordinadas y serias que rebasen el clientelismo y la inmediatez. Y sin embargo, seguimos patinando entre autoridades dispersas, expertas en lanzar la chibolita al vecino sin asumir responsabilidades (bandeja de plata para la privatización). Alimentos almacenados se vencen, la canasta básica sube impunemente y los programas se “raquitizan”. Ya sabemos que para contar con un sistema político decente, urge reformar la Ley Electoral y de Partidos Políticos.

Y sin embargo, valen más los pretextos solapados que el compromiso (ahora en trueque por los bonos). Ya sabemos que la falta de transparencia en la gestión pública es alarmante. A diario surgen indicadores de alerta ante semejante delito que groseramente enriquece a funcionarios de turno. Nacen megaproyectos con dueños predestinados (léase el canal). Y sin embargo, las leyes de transparencia, jugando al “estancado”.

Durante los primeros siete meses del año, 3 mil 635 personas murieron en hechos criminales. Se sabe de los lugares de asalto, de asesinos de pilotos, de extorsionistas desde cárceles (muchos con nombre y apellido). Y sin embargo, las redes delictivas se acomodan bajo el manto de la impunidad. Ya sabemos que los recursos naturales son esenciales para la vida. Y sin embargo, se insiste en la industria extractiva como la panacea económica.

¿Y entonces? ¿Qué pasa? Quizá, el meollo del asunto está en el debilitamiento sistemático que sufre la institucionalidad. Las oficinas de Estado se quiebran por osteoporosis crónica. Son abusadas por poderes tradicionales y emergentes; ultrajadas por intereses personales y familiares. Por la insaciable avaricia. Y sin embargo, los optimistas redactan leyes, salen a la plaza y mueren con la esperanza de ver un país mejor.

Publicado el 07 Agosto 2013 en www.elperiodico.com.gt por Anabella Giracca
http://www.elperiodico.com.gt/es/20130807/opinion/232325/

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