una vez más, que solo queremos ocuparnos de efectos y no de causas.
Pagar deuda con deuda, la ley lo prohíbe. De esto poco puede decirse. El tema no es ese, acá el problema radica en una cuestión de Estado que se evade, porque nuestros gobiernos funcionaron con un relajo descomunal desde hace más de 15 años, y los órganos de control, léase la Contraloría General de Cuentas, la Procuraduría General de la Nación y hasta la Corte de Constitucionalidad, toleraron y hasta fomentaron el desastre administrativo financiero del país. Solo basta en este caso ver el papel de la Junta Monetaria y la ausencia de posición institucional de la USAC en la Junta Monetaria para percatarse del relajo.
Decir que el problema del país se compone metiendo presos a cuatro gabinetes y a personeros de contratistas no solo es miope, sino evidencia que acá no hay el menor ánimo para solventar las causas.
En el caso de la obra pública: Uno: hay obra corrupta, es cierto, y allí debe actuarse en consecuencia. Dos: hay obra con certificado de disponibilidad presupuestaria y a medio camino les dijeron que la plata se acabó. Tres: hay obra contratada por fideicomiso, si no hay plata es responsabilidad del fiduciario y eso tiene sus efectos. Cuatro: hay obra mal hecha, donde para el Estado es más fácil buscar solución. Cinco: saber cuántos supuestos más que no sabemos.
El Estado de Guatemala ha funcionado sin sujeción a la ley, y la discrecionalidad ha sido la ama y señora de la administración pública. Acá el tema debe abordarse desde el derecho constitucional y administrativo, en primer término. Sostener que un problema donde la causa es tan monstruosa es solucionable solo desde una perspectiva criminal no abona a nada al complejo acertijo.
Los problemas de Estado deben enfrentarse como tales, y es allí donde la coyuntura nos gana siempre la partida. Los guatemaltecos estamos acostumbrados a lamentarnos cada cuatro años y no a debatir sobre la estructura que nos lesiona. Los pagos no efectuados a contratistas son una raya más al tigre, ¿por qué? Porque en seguridad, justicia, educación, salud, y un largo, etc. funcionamos iguales. Solo vemos el árbol y nadie discute el bosque. Es una vergüenza un país que funciona sin Ley de Servicio Civil, por ejemplo, y si a eso le sumamos que la Ley de Contrataciones por lustros ha sido optativa, ¿qué esperamos?
Existe un problema, el que crea que todos son corruptos y que se vayan al bote que se quede con su opinión, pero de seguro en cuatro años seguirá con la misma posición y la deuda seguirá creciendo. Todos merecemos un mejor futuro y eso empieza combatiendo causas y no efectos.
Publicado el 07 Agosto 2013 en www.prensalibre.com por ALEJANDRO BALSELLS CONDE http://www.prensalibre.com/opinion/bonos-dilema_0_970102997.html
No Responses