Campañas, populismo y Alfonso Portillo

populismo

Phillip Chicola

Las condiciones se presentan para una elección cargada de populismo.

La escala de problemas que agobian al guatemalteco ha cambiado. Esa es la conclusión que arrojan las encuestas. Entre 2006 y 2011, cuando se preguntaba cuál era el principal problema de país, la falta de seguridad superaba con creces cualquier otra contrariedad. Sin embargo, desde 2012 los estudios de opinión marcan una tendencia diferente: si bien la seguridad sigue siendo la mención individual más aludida (alrededor del 20 por ciento de encuestados), la sumatoria de menciones económicas –como la falta de empleo, el alto costo de vida, los bajos salarios y la pobreza– supera el 60 por ciento de las respuestas.

Si este cambio es fruto de un avance en seguridad, o si sencillamente es producto de un deterioro de las condiciones económicas del país, es motivo de un debate más profundo. No obstante, el efecto político del mismo se manifestará en las próximas elecciones.

Cualquier experto en marketing concuerda que el objetivo básico de toda campaña electoral es colocar la promesa que el candidato tiene la respuesta a los problemas del votante.

Dicha conceptualización devela entonces la relación entre la escala de problemas y los mensajes políticos. Recordemos. En 2007, cuando la inseguridad agobiaba a los guatemaltecos, Álvaro Colom prometía combatir “la Violencia con Inteligencia”; mientras que el puño y la “Mano Dura” se convirtieron en el isologotipo que llevó a Otto Pérez hasta la Presidencia.

Para este 2015, el tema de la elección será la economía, y las campañas orbitarán en torno a promesas para mitigar la problemática. En este sentido, el “Bono 15” de Baldizón ya tiene cierta ventaja en el top of mind del guatemalteco. El Patriota, por su lado, busca no quedarse atrás. Los “pactos de estabilización de precios” que anuncia el Presidente, aspiran a colocar en la mente del votante la percepción que el Gobierno atiende el alza en la canasta básica. Al mismo tiempo, naranjas y rojos compiten en la entrega de prebendas. El primero, el Ministerio de Desarrollo; mientras los segundos han desarrollado su propio modelo clientelar con las “Bolsas Lider”.

Por si fuera poco, el inminente retorno de Alfonso Portillo abona a esta dinámica. En las encuestas, Portillo es evaluado como el mejor expresidente del país, derivado del aumento de salarios y del control al precio de la canasta básica durante los cuatro años de su administración.

No obstante, en un país con altos niveles de desnutrición aguda y pobreza, y con partidos débiles en lo ideológico, las condiciones anteriores se tornan propicias para una campaña marcada por el populismo. Más que un debate sobre el modelo económico, la reducción de la pobreza, la atracción de inversión o la generación de empleo, que no nos extrañe si la campaña degenera en una competencia de propuestas de satisfactores socioeconómicos, con escaso basamento técnico e institucional. Evitar esa degeneración programática será el reto de cara a los siguientes comicios.

Publicado el 04 de noviembre de 2014 en www.elperiodico.com.gt 
http://www.elperiodico.com.gt/es/20141104/opinion/4315/Campa%C3%B1as-populismo-y-Alfonso-Portillo.htm

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