Migración en territorio del crimen

Miles de niños “perdidos” en la ruta.
 
La emigración hacia los EE. UU. de niños centroamericanos no acompañados es creciente, aunque en 2014 se desbordó. El promedio de los menores retenidos entre 2008 y 2011 fue de 6 mil 700; la cifra se duplicó en 2012 a 13 mil 625, y volvió casi a doblarse el año pasado con 24 mil 668, pero la estimación es que en este año sobrepasará los 60 mil. Es esta cantidad de niños que van solos y sin papeles lo que provocó la crisis humanitaria, y en bases militares los atienden de emergencia y provisionalmente.

 

Versiones en Centroamérica recogidas por el diario El País (14/06/14) atribuyen la escalada migratoria de chicos a un rumor propalado por los coyotes o polleros, los operadores de las redes de contrabando humano. El rumor falso fue que las autoridades en los EE. UU. concederían amnistía a todo aquel que se encontrase en ese territorio, sin importar su fecha de ingreso. El éxito de la desinformación incrementó exponencialmente las ganancias de los coyotes, que en promedio cobran US$6 mil por persona. Pero generó un dantesco drama humano.

Están cuantificados los niños retenidos por las autoridades en los EE. UU., pero a ciencia cierta no sabemos cuántos niños han muerto en la dura travesía, quiénes han caído víctimas de las redes de esclavitud de trata y cuántos más deambulan desamparados. Una vieja estimación de los especialistas en migración indocumentada de adultos, es que de cada tres, uno muere en algún punto de la ruta (la mayoría al intentar cruzar el desierto), otro es retenido y deportado, y solo el tercero logra ingresar a los EE. UU. sin ser detectado y de insertarse de alguna manera en el mercado laboral. Si, conservadoramente, traspolamos esas estimaciones, estamos hablando de una corriente migratoria de unos 180 mil menores de octubre 2013 a septiembre 2014, y dos tercios estarán “perdidos”.´

Perdidos, muchos de ellos, como digo, en unas rutas que controla el crimen organizado transnacional. El escenario tiene graves implicaciones, pues los niños están a merced de diversas formas de explotación y servidumbre; su integridad, absolutamente hipotecada. Y si ya desde los poblados urbanos en Centroamérica, las organizaciones criminales incrementaron en los últimos años el reclutamiento de niños, y las maras siguen evolucionando criminalmente, ¿qué puede ocurrir con tantos miles de niños en desamparo? Esa otra crisis humanitaria en la ruta de la migración no la hemos abordado.

Publicado el 16 de junio de 2014 en www.elperiodico.com.gt por Édgar Gutiérrez
http://www.elperiodico.com.gt/es/20140616/opinion/249301/

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