Contundente la posición de la Cámara Guatemalteca de Periodismo al oponerse al intento de callar, por medio de leyes, a quienes cuestionen si hubo o no hubo “genocidio” en Guatemala. Ese intento de una “ley mordaza” deberá ser suficiente para demostrar en Guatemala quienes se equivocan mostrando sus ideas totalitarias, y quienes luchan por una sociedad en la cual todas las expresiones tengan el legítimo Derecho a expresarse en Libertad.
Esos que piden callar a quienes cuestionen toda la idea de “genocidio” que ha sido impuesta no están solamente proponiendo una “ley mordaza”, sino que con la simple propuesta están ya violentando un Derecho que ellos dicen proteger. Por lo que la “simple e inocente” propuesta de tal grosería es ya una violación a los Derechos que ellos, en su constante contradicción, dicen defender.
Pero esa posición, de una organización, una de esas tantas que pululan diciendo que defienden los Derechos Humanos, pero que en el fondo lo que hacen es proteger sus intereses, deberá preocuparnos a todos los guatemaltecos, ya que muestra el error conceptual sobre el cual esas “oenegés” sustentan sus falacias.
Por el otro lado ese amague de “censura” es también una excelente oportunidad para comprender que la Libertad de Expresión es un Derecho, no solo de los periodistas, sino de cada guatemalteca y guatemalteco garantizado constitucionalmente.
De hecho, preocupa ver cómo, en nombre de cualquier causa, sea del indigenismo o del ecologismo, sea del sindicalismo o de la diversidad sexual, sea de nacionalismo o del feminismo radical, cada día se va erosionando lenta pero consistentemente nuestros Derechos, siendo el de Libertad de Expresión, el de disenso, el de debate público, el primero que los enemigos de la Libertad quieren limitar.
Y es que siendo ese Derecho, el de la Libertad de Expresión, el más importante para la conformación de una sociedad de mujeres y hombres libres, los grupos socialistas, aquí y en todo el mundo, es el primer Derecho que atacan, porque una vez controlada –por ellos– esa posibilidad de disenso, la imposición de otras limitaciones se hace un camino fácil y rápido.
La fachada que utilizan, insisto, los aspirantes a “verdugos de mordaza” es siempre ese traje de superhéroes de los “derechos humanos”.
En el subtexto de esas aberrantes propuestas de leyes mordaza se escucha, al mejor estilo despótico de “1984”, esa genial novela de George Orwell, una orden estridente para cada ciudadana y ciudadano: “prohibido pensar, prohibido resistir, prohibido disentir, prohibido analizar, prohibido vivir”.
Pensar, expresar, analizar, disentir, resistir, son las grandes acciones que conforman la esencia de nuestra humanidad y nos diferencian de las hormigas, de los ratones, de los leones y de los borregos.
Por eso, cuando anda esencialmente mal en una sociedad, uno de los primero síntomas es la prohibición al ejercicio de la Libertad de Expresión. El silencio impuesto por ley es el mayor destructor de sociedades. Quienes tal inconstitucionalidad mostraron su naturaleza totalitaria y su odio por la Persona Humana.
Publicado el 21/05/2013 en www.s21.com.gt por Estuardo Zapeta http://www.s21.com.gt/era-libertaria/2013/05/21/mordaza-30
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