El martes de esta semana, a las 8 horas con 30 minutos, aproximadamente, cuando el reo Marlon Alexánder Ochoa Mejía, alias el Bloqui, ingresaba al área de Urología del Hospital General San Juan de Dios, ubicado en la primera avenida y décima calle de la zona 1 de la capital, varios individuos que portaban armas de grueso calibre dispararon indiscriminadamente contra la gente que se encontraba en el lugar y lanzaron una granada. No se ha establecido si los atacantes pretendían rescatar o matar al indicado reo.


El brutal ataque dejó, por lo menos, a dos personas fallecidas y 24 heridas, entre ellas una fémina con muerte cerebral.

Este tipo de violencia indiscriminada evidencia el fracaso de la seguridad pública en nuestro país. ¡Nos están matando y el Gobierno bien gracias!

El fracaso de la seguridad pública es la mayor prueba del fracaso del Estado de Guatemala. Actualmente, la conflictividad es altísima e incontrolable, al extremo que solamente el 25 por ciento de los delitos que se cometen en nuestro país llega al conocimiento de las autoridades, lo que significa que no se tiene noticia oficial del otro 75 por ciento de los crímenes.

Empero, lo más inaudito es que solo una mínima parte de aquel 25 por ciento de denuncias se investiga y un porcentaje bajísimo llega a proceso penal, ya no digamos a sentencia. Es decir que la probabilidad de que un delincuente sea castigado por el crimen que cometió es mínima.

Mientras no entendamos que la justificación esencial de la existencia del Estado de Guatemala es la seguridad y la justicia, el peligro de la anarquía y del caos estará tocando nuestra puerta día a día, hasta que, finalmente, irrumpa como tromba marina y nos condene a la ley de la selva, al sálvese quien pueda.

Por enésima vez, exigimos que se formule y ejecute una política criminal que prevenga la comisión de delitos; y, asimismo, que se aumente sustancialmente el presupuesto destinado a seguridad y justicia y que se rebaje el gasto público que se destina a burocratización, clientelismo político y asistencialismo.

También demandamos que se combata la corrupción en el sector público, que es un cáncer que se devora los recursos producto de los impuestos de la ciudadanía e impide que se invierta en los servicios públicos esenciales (justicia, seguridad, salud, educación, nutrición, infraestructura, transporte, etcétera).

Publicado el 13 de marzo de 2015 en www.elperiodico.com.gt por Editorial El Periódico
http://www.elperiodico.com.gt/es/20150313/opinion/9851/Ataque-salvaje.htm

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