El sentido de las encuestas

Las encuestas son efectivas para medir el curso de la opinión pública en un momento dado, para entender los atributos que pesan en la atracción o rechazo de los candidatos. Un tanto para pronosticar el posible resultado, y más para comprender la realidad.

Las encuestas aparecidas en las últimas semanas nos confirman que existe una lamentable apatía hacia el proceso electoral, principalmente entre los más jóvenes que han perdido la confianza en el sistema, ni siquiera se han empadronado. Los votantes sienten que su aporte no influirá en el resultado final de la elección presidencial, y tomarán su decisión final la noche previa al domingo 16 de junio o frente a la urna.

El problema radica en la oferta, en los candidatos, porque los resultados no se comportan igual para alcalde. Según la encuesta de Demoscopía, realizada entre el 9 y 11 de mayo, con votación simulada en hogares donde el encuestado marcó la boleta en privado y depositó en una urna manteniendo su opinión en secreto, el 36 por ciento prefirió al actual alcalde Quiñónez, dato que no alcanza ninguno de los candidatos presidenciales a nivel nacional según CID Gallup de mediados de abril, que concede un 21 por ciento a la candidata más popular, y desciende a 16 en la zona metropolitana. Es decir, la población no es ingenua, sí sabe qué es lo que quiere. La indecisión se multiplica cuando no se está eligiendo a alguien sino conformándose con uno entre muchos.

El guatemalteco está buscando líderes nuevos, que no se expongan al ridículo, que no hagan piruetas en la plaza para salir en primera plana, que tomen con seriedad su función. El esfuerzo de los últimos años no se ha desperdiciado, las prohibiciones de publicidad también están ayudando a madurar a la sociedad, nos hemos vuelto más racionales, y así como un sector se expresa desilusionado, ya también se detecta el efecto positivo de la
regeneración del sistema.

La batalla por la presidencia es una ficha al aire, pero con el gobierno local domina el deseo de estabilidad. Los capitalinos están concediendo el voto de confianza a quien durante un año ya condujo la nave, sin caos ni estancamiento, con evidencia racional de capacidad.

De esta experiencia deben aprender quienes tratarán de participar en la contienda presidencial dentro de cuatro años. Porque los ciudadanos ya no quieren candidatos de farándula que solo aparecen estacionalmente para las elecciones, porque ya hemos madurado y la demagogia se desvalorizó.


Por el Periodico 2019

https://elperiodico.com.gt/opinion/2019/05/23/la-nube-negra-de-la-violencia-politica/

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